sábado, 24 de octubre de 2009

HALLOWEEN IV

Evolución
El Samhain es la última y más importante fiesta celta. Tenía lugar el 1º de noviembre. Este día significaba el día de año nuevo (nochevieja=halloween) y, a la vez, indicaba que comenzaba una nueva etapa: el invierno.

Debido a que los romanos tuvieron dominio sobre los celtas por 400 años, sus festivales se fueron fusionando poco a poco. Cuando llegaron los romanos a las tierras celtas, éstos tenían ocupados los últimos días de octubre y primeros de noviembre con dos rituales o celebraciones; una de los muertos y otra las “Fiestas de la Pomona”, dedicada a la diosa de los árboles frutales y de las frutas (algo así como la vendimia o el final de la cosecha). Esto facilitó la fusión entre ambas fiestas, por lo que mezclaron frutas con malos espíritus para celebrar ese día. Las manzanas eran muy populares y pronto fueron parte de las celebraciones.

A finales del siglo segundo, los supuestos cristianos empezaron a honrar a los que habían sufrido martirio por su fe y, creyendo que ya estaban con Cristo en el cielo, les pedían en oración que intercedieran a su favor.

Durante el siglo IV, la iglesia de Siria consagraba un día a festejar a Todos los Santos.

Más tarde, el papa Bonifacio IV (615) transformó un templo romano dedicado a todos los dioses (panteón) en un templo cristiano dedicado a María y a Todos los Santos, a todos aquellos que nos habrían precedido en la fe. Se inició una conmemoración anual el 13 de mayo. Jean Markele, en su libro Halloween dice: Los santos de la religión triunfante pasaron a ocupar el lugar de los dioses romanos.

Al no poder desarraigar las creencias paganas del corazón de sus feligreses, la Iglesia de Roma decidió convertir la festividad al catolicismo y simplemente las ocultó tras una máscara “cristiana”, como pone de relieve The Encyclopedia of Religion al decir: La festividad cristiana, el día de Todos los Santos, conmemora a los santos conocidos y desconocidos de la religión cristiana, tal como la fiesta de Samhain reconocía y rendía homenaje a las deidades celtas. Ya de por sí traían un gran problema con el calendario, que les había sido insuficiente para darle un día a todos los santos. Así que dedicaron un solo día a todos los santos menores.

La tradición celta entró con mayor fuerza en el siglo VIII cuando se instituyó el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, que en Inglaterra (donde existía el problema) se denominó (traduciendo literalmente) como "All Hallows' Day", y a la noche anterior se le llamó "All Hallows' Eve". Con las ya conocidas contracciones tan acostumbradas en el inglés, esto pasó a ser "All Hallows' Eve" y finalmente "Halloween".

La fiesta en honor de Todos los Santos se celebraba inicialmente el 13 de mayo. Fue el papa Gregorio III (741) quien consagró en Roma una capilla a todos los santos y la traspasó al 1 de noviembre, día de la “Dedicación de la Capilla de Todos los Santos”. Aunque no se sabe exactamente por qué lo hizo, tal vez se debió a que en Inglaterra ya se celebraba dicha festividad en esa fecha.

Markale señala la creciente influencia en toda Europa de los monjes irlandeses de la época. La New Catholic Encyclopedia añade: Los irlandeses solían destinar el primer día del mes a fiestas importantes, y como el 1 de noviembre era también el comienzo del invierno celta, sería una fecha apropiada para una festividad dedicada a todos los santos.

El papa Gregorio IV (840) ordenó que la fiesta de Todos los Santos se celebrara universalmente. Como fiesta mayor, tuvo su vigilia la noche anterior (31 de octubre, “All Hallows Even”).

San Odilón, abad de Cluny (998) añadió la fiesta del 2 de noviembre como una fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada fiesta de los “Fieles Difuntos”, festividad en la que se elevan plegarias para ayudar a las almas del purgatorio a alcanzar la gloria celestial. Si bien pretende ser una fiesta católica, es obvio que había cierta confusión en la mente de la gente. La New Catholic Encyclopedia dice que en la Edad Media existía la creencia popular de que las almas del purgatorio podían aparecerse ese día en la forma de fuegos fatuos, brujas, sapos, etc.

En la edad media, algunos bandoleros se disfrazaban para cometer fechorías; de ahí la costumbre de disfrazarse. Durante este mismo tiempo y en las celebraciones, los ciudadanos pobres mendigaban para pedir alimentos y las familias les daban pastelitos (pan con uvas pasas) a cambio de promesas de rezar por los parientes fallecidos de la familia. La iglesia alentó la distribución de los pastelitos como una forma de reemplazar a la antigua costumbre de dejarle a los muertos comida y vino.

En los siglos XVIII y XIX, cuando estas prácticas llegaron a EEUU, sustituyeron los nabos de los antiguos druidas (que eran muy pequeños) por calabazas, llamándolas Jack-O-Lantern en honor a la leyenda de un personaje llamado Jack, a quien le prohibieron la entrada en el cielo y en el infierno. Condenado a vagar por la tierra como un espectro, para alumbrarse en el camino por la noche lo hacía con una linterna, que era sino un rábano hueco con un carbón ardiente dentro, que le había dado el mismo demonio, buscando la manera de entrar en el cielo o en el infierno. Este talismán simbolizaba un ánima condenada.

La fiesta de la noche del 31 de octubre fue consecuencia de la celebración de ritos paganos por parte de la gente que se intentó cristianizar en el siglo IX y que no quisieron perder sus propios ritos paganos, entre ellos, la fiesta de Samhain. La iglesia les “ofreció” la noche del 31 de octubre para esa celebración, dejando el día 1 de noviembre para la Fiesta de Todos los Santos. La observancia pagana continuó el 31 de octubre y la fiesta “cristiana” el 1 de noviembre.

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