lunes, 12 de octubre de 2009

HALLOWEEN II

Fiesta proveniente de la cultura céltica y que se celebra la noche del 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos (1 de noviembre), en países anglosajones: EEUU, Irlanda, Canadá y Reino Unido. Proviene de la derivación inglesa “All Hallow’s Eve” o Víspera de Todos los Santos.

Parece ser que la fiesta llegó a EEUU por medio de inmigrantes irlandeses en el siglo XIX, más o menos hacia el año 1.846. La fuerza expansiva de la cultura de EEUU ha hecho que Halloween se haya popularizado también en otros países. El día de Halloween, en tiempos modernos, se considera una fiesta estadounidense. La celebración del día de Halloween ha sido integrada en otras culturas no anglosajonas, casi desplazando los ancestrales ritos del Día de Muertos.

Esa noche, los niños se disfrazan para la ocasión y piden dulces de puerta en puerta. Pronuncian “truco o trato” o “dulce o trato”, proveniente de la expresión inglesa “trick or treat”. Si los adultos les dan dulces o dinero, es señal que han aceptado el trato; si por el contrario se niegan a darles algo, le gastarán una pequeña broma tirándoles huevos o espuma de afeitar contra la puerta. El recorrido infantil en busca de golosinas probablemente enlace con la tradición neerlandesa de la Fiesta de San Martín.

Es una tradición europea que se le atribuye a los celtas, quienes poblaban la antigua Inglaterra, Irlanda y el norte de Francia. Estos pueblos celebraban en el último día de octubre el fin de año con el festival de Samhain, a quien consideraban como "el señor de la muerte". Esta fiesta era, por lo tanto, el verdadero día de Año Nuevo.

En realidad, la fiesta de Samhain era la noche de Samhain ya que los celtas contaban el día a partir de la puesta de sol, por lo que la auténtica fiesta comenzaba en la noche del 31 de octubre, para terminar al anochecer del 1 de noviembre.

Simbólicamente, la fiesta de Samhain era la eternidad: el tiempo queda abolido y el mundo de los dioses, de los héroes y de los difuntos celtas se abre al mundo de los vivos. Los celtas creían que el Samhain permitía a las almas de los muertos regresar a sus casas esa noche.

Se dice que la noche de Halloween, la puerta que separaba el mundo de los vivos del Más Allá se abría y los espíritus de los difuntos hacían una procesión en los pueblos que vivían. Esa noche, los espíritus visitaban las casas de sus familiares y, para que no la perturbasen, los aldeanos debían poner una vela en la ventana de su casa por cada difunto que hubiese en la familia. Si había una vela por cada difunto en esa casa, los espíritus no molestaban a sus familiares; si esto no ocurría, los espíritus les hacían pasar terribles pesadillas a sus familiares.

El cristianismo recuperó íntegramente esta fiesta convirtiéndola en la de Todos los Santos, exaltación de la Comunión de los Santos, es decir, de la comunidad perfecta entre los vivos y los muertos. El día de Todos los Santos se define en The Catholic Encyclopedia como una fiesta para honrar a todos los santos, conocidos y desconocidos.

Este tiempo es considerado idóneo para complacer y reconciliar a los poderes sobrenaturales que creían que dominaban la naturaleza, y se pensaba que no existía mejor época en todo el año para practicar la adivinación y hechicería. Era el momento de los vaticinios. Era la puerta entre la vida y la muerte, de lo sobrenatural, más en consonancia al inminente frío y oscuro invierno que con el verano. Era la celebración lógica para un pueblo guerrero.

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