lunes, 21 de septiembre de 2009

SAN MIGUEL ARCÁNGEL

Por su doble dimensión, humana y celestial, San Miguel es el arcángel con más relevancia de los tres principales arcángeles (Gabriel, Rafael y Miguel) en la tradición cristiana de la cultura occidental. San Miguel, mitad hombre y mitad ángel, se halla muy por encima de los otros dos, porque su cometido no puede ser más importante: es portador de mensajes celestes que comunica a los seres vivos. Los textos religiosos advierten que su presencia procura a los hombres un estado de paz y sosiego cercano a la beatitud. Hay representaciones de San Miguel en toda Europa y en buena parte de los territorios del Mediterráneo oriental, desde Egipto a Siria y Turquía. Esta figura se ha representado de dos formas muy distintas pero, al mismo tiempo, complementarias. Unas veces con aspecto humano: vestido con coraza, escudo y lanza o espada, tras haber vencido a Satanás, que, en forma grotesca, se halla postrado a sus pies, implorando misericordia con su mirada. San Miguel, lejos de humillar al príncipe de las tinieblas, le contempla amorosamente, tal vez porque recuerda que ambos habitaron en el Paraíso. La segunda representación de San Miguel es la celestial: con alas en su espalda mientras sostiene una balanza en su mano izquierda para pesar los pecados y virtudes de las almas de los mortales y, después, decidir si son merecedores de alcanzar el Cielo o bien, hundirse en los abismos del Infierno (psicostasis).

Dios escogió a ese ángel por su valentía y lo designó para impartir justicia en los Cielos; al tiempo, le encargaba la responsabilidad del pesaje de los pecados de las almas antes de decidir el destino de las mismas.

San Miguel es el arcángel justiciero, por su victoria sin humillación, sobre el diablo y, por ello, se convirtió en el paladín del Bien contra el Mal.

La tradición judía también contempla a este alado santo cristiano porque lo relaciona con Tiferet, que fuera el ángel protector del pueblo de Israel, jefe de las milicias celestiales, aquellas que, según la Biblia, al toque de trompeta, derrumbaron los muros de la legendaria ciudad de Jericó.

La figura de San Miguel está relacionada, así mismo, con la protección de los agricultores; sus dos efemérides, el 8 de mayo y el 29 de septiembre, están estrechamente vinculadas con los ciclos agrarios correspondientes a la primavera y al otoño, respectivamente, estableciendo los periodos de mayor actividad y productividad del campo. La primera fecha está consagrada a la Dedicación de San Miguel, mientras que la segunda, su Aparición, fue declarada por los caballeros templarios, jornada de ayuno.

Uno de los lugares de España donde se celebra el culto a San Miguel con mayor devoción lo encontramos en el barrio del Albayzín (Albaicín) en Granada. Sobre el mítico cerro del Aceituno, cerca del Sacromonte, la montaña sagrada de la capital del antiguo reino nazarí, se alza la ermita de San Miguel el Alto. Desde ella se contempla la mejor panorámica de la Alhambra, el Generalife y la vega de Granada.

Otro de los más conocidos es el santuario de San Miguel in Excelsis, que corona Aralar, la montaña sagrada de la Comunidad Foral de Navarra, donde este guerrero, santo y alado, goza de la veneración popular.

En la litoral atlántico de Galicia, en la costa da Morte, sobre el sector oriental de la ría de Betanzos, se alza la iglesia de San Miguel de Breamo.

La aldea de San Miguel de Aras, en un lugar de Cantabria, entre las localidades de Colindres y Ramales, venera la figura de San Miguel Arcángel pesador de almas, portador de una balanza.
Hasta aquí, el texto anterior es un extracto del capítulo "El santoral templario" de Jesús Ávila Granados incluido en el libro Codex Templi, pags. 849-853.

El culto a San Miguel reemplazó al de las divinidades paganas, al del dios egipcio Anubis y, en particular, al de Mercurio, el Hermes psicopombo (conductor de las almas. Por este motivo muchos de los templos o santuarios dedicados a San Miguel fueron construidos en lugares elevados). Sea o no San Miguel el Hermes cristiano, lo cierto es que la cuna de su culto se encuentra en el Oriente helenizado, donde se le consagraron los primeros santuarios. El emperador Constantino construyó en Bizancio un Michaelión. En occidente, a finales del siglo V, el culto a San Miguel se implantó en el monte Gárgano (o Galgano) en Abulia. El 8 de mayo del 492, el arcángel se manifestó sobre este promontorio del Adriático que se convertiría en el lugar de peregrinación más célebre de la Italia meridional.

Los dos rasgos más importantes de San Miguel durante la Edad Media fueron configurados durante los primeros años del cristianismo y proceden de los textos apócrifos: Miguel como protector de Israel, lucha contra las fuerzas del mal enemigas del pueblo de Dios y, como ángel conocedor de la justicia y de la generosidad, acaba adjudicando las buenas y malas obras en el momento del Juicio Final.


Leyenda del Monte Gargano

Cerca del año 490, un señor de Gargano estaba buscando uno de sus más preciados toros. Cuando pensaba que estaba definitivamente perdido, lo logró ver dentro de una cueva de rodillas. Como la cueva estaba muy alta, este hombre pensó que jamás el toro lograría salir de allí, y le disparó una flecha para sacarlo de su miseria. Pero la flecha, a medio camino, dio la vuelta, dirigiéndose de nuevo hacia el hombre.

Sorprendido, el hombre fue al obispo a relatar lo que le había sucedido. El obispo instituyó tres días de oración y ayuno afuera de la cueva para discernir si lo ocurrido era o no un incidente del cielo. Mientras oraban fuera de la cueva, San Miguel se le apareció al obispo y le dijo: "Yo soy el Arcángel San Miguel, y estoy siempre ante la presencia de Dios. Esta cueva es sagrada para mi; es de mi elección. No habrá más derramamiento de sangre de los toros. Donde las rocas se abran de par en par, los pecados de los hombres serán perdonados. Lo que se pida aquí en oración será concedido. Por lo tanto, dediquen la gruta a culto cristiano".

Pero a pesar de esta manifestación el obispo dudaba. Más tarde, el pueblo de Gargano se veía amenazado por una invasión, y el Arcángel se le volvió a aparecer al obispo y le prometió victoria para el pueblo, si confiaban y tenían fe. Así fue. El obispo en gran angustia se veía dividido entre dudas y la petición de San Miguel de construir la Iglesia en la gruta.
Un año más tarde, el obispo fue donde el Papa a pedir dirección. Este le envío junto con sacerdotes a estar tres días de oración y ayuno fuera de la cueva y pedir la asistencia del Arcángel para discernir la voluntad de Dios. San Miguel se le aparece de nuevo y ordenó al obispo entrar a la cueva: "No es necesario que me dediques esta Iglesia, yo mismo la he consagrado con mi presencia. Entra y bajo mi asistencia, ora y celebra el sacrificio de la Misa. Te enseñare como yo mismo he consagrado este lugar".

Al entrar, el obispo se encontró dentro un espléndido altar revestido de mantel rojo y una cruz de cristal. En la entrada había una huella de pie, confirmando la presencia del Arcángel.

martes, 15 de septiembre de 2009

TERMOGRAFÍA DE BOMBILLAS INCANDESCENTE Y BAJO CONSUMO

De la página de http://desenchufados.soygik.com/

En esta imagen podemos ver claramente el calor que desprenden las bombillas incandescentes, uno de los principales motivos por los que es necesario sustituirlas por otras de bajo consumo. Se puede ver claramente como la parte superior de la bombilla incandescente (derecha), alcanza más de 150ºC, mientras que la otra llegará como mucho a los 100 ºC. A fin de cuentas, en iluminación el calor desprendido por la bombilla son pérdidas, por lo que cuanta menos temperatura tengan mejor.

lunes, 7 de septiembre de 2009

LA LANZADA EN EL COSTADO DE CRISTO

La siguiente imagen pertenece a un Cristo del Consuelo de un pueblo de Castilla la Mancha.

Este imagen tiene una particularidad diferenciadora con respecto al Stmo Cristo del Consuelo de Torralba de Calatrava: la cabeza está inclinada hacia la izquierda en vez de hacerlo hacia la derecha. Los motivos pueden ser muy diversos: la realización de la imagen se basó en un negativo de una fotografía o litografia de la época, el autor así lo quiso, desconocimiento de las escrituras, etc. Cada uno de nosotros puede sacar sus propias conclusiones.

Lo que siempre se representa correctamente, canónicamente hablando, es la lanzada en el costado de Cristo.

Siempre que se representa la imagen de Cristo crucificado aparece una herida en el costado derecho del torso. La base documental de este hecho la podemos encontrar en el capítulo 19, versículo 34 del libro de Juan, que dice “… uno de los soldados traspasó el costado con una lanza”. Longinos es el nombre del soldado que provocó la herida.

Este suceso de la lanzada, en mi niñez, se explicaba que era como una constatación o confirmación de que Cristo estaba muerto cuando se la produjo el soldado. Sin embargo hay una explicación más médica o técnica a esa lanzada.

La lanzada que se infringió a Cristo, lejos de constatar su muerte, tenía la función de alargar aún más la agonía del reo, lo que indica que se la hacía con el reo aún con vida. El sufrimiento del crucificado propiciaba, entre otras cosas, la aparición de un derrame pleural que aceleraba la muerte por asfixia. Una lanzada en el costado permitía el drenaje del derrame pleural, alargando un poco más la agonía del condenado.

Esto demuestra el conocimiento que los romanos tenían sobre las técnicas de hacer sufrir al ser humano y que a Cristo se le crucificó, no porque era la moda en aquellos tiempos, sino porque quizás fuera la peor muerte se que se le podía dar a una persona.

Pero, relacionado con la lanzada, hay otro tema que también puede tener algo de controversia y que la tuvo, sobre todo teológica y artísticamente. Me refiero al lado del costado donde se produjo: derecho o izquierdo. Siempre está representada la lanzada en el costado derecho pero ésto tampoco está acorde con una explicación técnica.

Los soldados romanos, cuando iban al combate, iban protegidos en su parte izquierda con un escudo grande, que tenía la función de proteger el lado del corazón. Por ello, eran entrenados para provocar una herida mortal en la parte izquierda de su adversario. Cuando el soldado se encuentra frente a Cristo, si éste era diestro (lo más normal) tendría su escudo en el brazo izquierdo y la lanza en la derecha, por lo que lo lógico es que le clavara la lanza en el lado izquierdo, por la posición que ocupa y por poner en práctica lo aprendido durante los entrenamientos.

Las autoridades eclesiásticas intentaron hacernos ver que la lanzada fue hecha en el lado derecho del torso. Tradicionalmente “diestro” tiene connotaciones positivas mientras que “siniestro” tiene connotaciones negativas. Recordemos, por ejemplo, que los americanos se ponen la mano derecha sobre su pecho derecho, encima de la supuesta posición del corazón, cuando canta su himno nacional. Los términos diestro y siniestro tuvieron que tener un papel importante a lo largo de la historia en la representación iconográfica de este momento de la pasión de Cristo.

Una de las razones por las cuales se pudo producir el cambio, teológicamente hablando, pudo deberse a un cántico que se canta durante la pascua: “Vidi aquam egredientem de templo a latera dextro, alleluia, et omnes ad quos pervenit aqua ista salvi facti sunt et dicent: alleluia, alleluia” (Vi agua fluyendo del lado derecho del templo, aleluya, y todos aquellos a quienes llegaba el agua eran salvados y dirán, aleluya, aleluya. Es una paráfrasis de Ezequies XLVII. El templo del himno es el propio Cristo. Él mismo habla de su cuerpo en esos términos (Jn, XIX, 43). Curiosamente, todavía en el siglo XIX, se criticará a aquellos artistas que decidieron situar la lanzada en el lado izquierdo.

Otra curiosidad para darle vueltas a la cabeza y utilizarla para algo más que para sujetar el pelo (el que lo tenga).