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jueves, 6 de febrero de 2020

MI LIBERTAD



          Miguel Bosé, en su canción “Mi libertad” (1977), exhortaba, entre otras cosas: “… hacer lo que te venga bien, sin un porqué.

         Cuando esa canción comenzó a sonar y aparecer en los distintos medios de comunicación de la época, las libertades en España estaban comenzando a despertar y despegar (¿de ahí esa canción en boca de un joven “rompedor” a modo de nuevo himno juvenil?), después de haber estado escondidas o eliminadas durante varias décadas por el régimen político imperante todo ese tiempo. Ese despierte y despegue se pareció más a un desbocamiento desmesurado y rabioso que a un proceso comedido y tranquilo, más propio de personas que de animales. No ocurrió lo último, y el desbocamiento tomó la sociedad y se instaló en ella cual software malicioso cohabita con nosotros en nuestros terminales tecnológicos, sean cuales sean.

         Al igual que la libertad en el transcurso de la historia de la humanidad, los avances tecnológicos se han desembocado en nuestra sociedad, y esta vez ha sido a nosotros mismos a quienes nos han instalado ese software malicioso que nos aboca a su mal uso en todas nuestras facetas sociales (sería interminable poner ejemplos de malo usos y hábitos realizados diariamente por cada uno de nosotros con artilugios tecnológicos). Uno de ellos más punteros y de más actualidad hoy día son los drones, esos aparatitos voladores comandados desde tierra y que lo mismo pueden servir para entretenimiento de padres e hijos e hijas (lenguaje inclusivo, no vaya a ser que alguien se enfade, ¡y mucho!), como para fotografiar o filmar lugares y situaciones, como también para asesinar a “rivales” de cualquier índole política o empresarial.

         El último episodio malicioso de ese software que tenemos instalado en nosotros mismos es el de la invasión de un dron en el espacio aéreo del aeropuerto de Barajas en Madrid. Durante una hora, ese aeropuerto tuvo que ser cerrado a la espera de que ese artilugio abandonara su espacio aéreo para que los aviones pudieran de nuevo despegar o aterrizar sin ningún riesgo para la integridad de sus ocupantes.

         Independientemente del delito cometido por la persona o personas que comandaban desde tierra ese dron, el mal que le hicieron a todas las personas que, por unos motivos u otros, tuvieron la obligación o el deseo de viajar en avión, fue bastante importante, sobre todo coartando y eliminando su libertad a la hora de poder viajar en el día y, sobre todo, a la hora deseada, según horarios de la propia compañía aérea. Por culpa de esos cafres tecnológicos, tuvieron que retrasar su salida o llegada a sus destinos, impidiendo hacer uso de su libertad de elección de horarios. Es obvio que la libertad de horarios no es tal si no amoldamos a horarios de la compañía, pero el mero hecho de cometer ese delito, ya coarta su libertad de elección.

         Para estos terroristas tecnológicos, la libertad de realizar lo que ellos quisieron, a la hora que quisieron, el día que quisieron y donde quisieron con el dron, estaba muy por encima de la libertad de cientos o miles de pasajeros perjudicados por su delito. Ellos no tienen asimilado el concepto de que “mi libertad termina dónde comienza la libertad de los demás”, y que hay valores que son plenamente incompatibles con otros, como en este caso la libertad absoluta y la igualdad absoluta. Esa incompatibilidad implica un sacrificio por parte de todos: más libertad, menos igualdad (y viceversa). Todo aquel que no quiera o no esté dispuesto a reconocer ese sacrificio, bien personal, bien colectivo, se convierte en un fanático, con todo lo que ello implica y lleva implícito, tanto a nivel personal, familiar y social.

         La tecnología y los avances tecnológicos no son el problema; el problema es el uso que hacemos de los mismos, muchas veces escudándonos en ese inaceptable sacrificio de igualdad y libertad. Hoy día, que tanto se aboga por la igualdad en cualquier campo social y familiar, la pisoteamos y maltratamos cuando de nuestra igualdad y libertad se trata. No queremos sacrificio, queremos libertad a cualquier costa, “hacer lo que te venga bien, sin un porqué”, amparados y nuevamente escudados en la sacrílega frase “yo soy así”.

Resultado de imagen de drones

         No estaría de más que alguien, desde algún estamento (sea el que sea) dé la voz de alarma alertando de que la libertad (o libertinaje, no se sabe muy bien), tal y como la entendemos hoy día, no puede ampararse en un recorte de la de los demás para una ampliación de la mía. Esa adquisición fraudulenta es un robo manifiesto, un engaño, otro concepto o software malicioso muy actual entre toda la sociedad, aupado y vitoreado, esta vez sí, por la clase política dominante en nuestro panorama nacional. No hace mucho tiempo, una periodista española de reconocido prestigio y reputación que vivió en primera persona todo el complicado proceso de la transición española, dejó claro su posición a la hora de comparar y definir la calidad política de aquellos que nos llevaron a la democracia que tenemos hoy, y los que están en la actualidad y que deben de tratar de ¿preservarla y mantenerla?

         Pero ese es otro tema.



viernes, 5 de febrero de 2016

DON INO, TECNOLOGÍA Y VANIDAD


        No deja de ser anacrónico que yo, un clérigo del siglo XIX, tenga que hablaros de algo que desconoce totalmente pero, después de observar minuciosamente desde lo alto a toda esa gente que “escarba” profusamente en mi vida, he hecho una buena composición de lugar sobre el uso y abuso del teléfono móvil y, por ende, de los diversos artilugios tecnológicos que pululan actualmente entre la nueva “smart society”. Ya en su día, y con el mismo desconocimiento conocido, os hablé, o mejor dicho, os previne sobre ese uso y abuso del teléfono móvil y sus futuras consecuencias. Obviamente fui ignorado (cuando no “cachondeado”) y tratado de lo que realmente soy: un antiguo y carca cura. No estaba subido en ese carro adictivo-tecnológico (¡lógico!, sobre todo por la época que me tocó vivir) pero era consciente de lo que realmente podría pasar, como así está comenzando a ser y … sólo es el comienzo.

         Actualmente, ese vecino del sexo o del retrete humano (según ubicación), con la adicción que ha provocado, está generando una tenue enfermedad que cada vez se va haciendo más y más oscura, tal y como ya presagiaba en su día. Una vez más, la tecnología ha ganado al ser humano, le ha vencido, lo tiene a sus pies, de rodillas y con los brazos en cruz solicitando, no clemencia, sino implorando sus favores y poniéndose totalmente a su servicio. Es su esclavo, su eunuco, su servidor incondicional, su ejecutor mudo.

         Me da mucha pena, y a la vez mucha rabia, ver como familias enteras se comunican por medio de teléfonos, tablets u ordenadores. Este tipo de comunicación está silenciando las conversaciones familiares y de amigos. Se esconden unos de otros porque no saben mantener una conversación cara a cara en la que no sólo con el habla expresemos lo que queremos decir, sino también con el resto del cuerpo. Parece mentira cómo una aplicación de mensajería como Whatsapp haya logrado ser sinónimo de familia, de amigos, de amantes; ser un primer grado de consanguinidad familiar en un contexto de límites difusos y problemáticos. Con ella no estamos solos, no nos sentimos solos, siempre hay alguien que nos escucha, pero como no podía ser de otra manera, todo eso no es verdad, es virtual, irreal, humo y, además, tóxico.



         A través de esas aplicaciones y de las redes sociales hemos olvidado conversar. Estamos creando una generación que no sabe conversar de forma ininterrumpida y cara a cara. Todo lo dice a través del artilugio tecnológico y plataformas digitales. Se esconde en ellas, amagado, tirando la piedra y escondiendo la mano, negando la mayor, demostrando esa cobardía adquirida al amparo de la tecnología. Esa falta total de conversación y empatía hacia el prójimo se pone de manifiesto, y de qué forma, cuando realmente tiene que hacerla y mantenerla cara a cara. Los malos gestos, los malos modales, las malas caras y, sobre todo, la falta de vocabulario lo califican de lo que realmente es y pone de manifiesto, sin miedo a la menor equivocación, porque está en donde está y como está.

Por otro lado, esas redes sociales y aplicaciones de mensajería nos sumen en una ficción más propia de un párvulo de 3 ó 4 años que de personas hechas y derechas, dejando a un lado por un momento a los adolescentes y jóvenes, desahuciados en la mayoría de los casos en una posible victoria sobre la tecnología.

         Los adultos vuelcan sus relaciones e intimidades en las redes sociales. ¡Parece mentira! Tienen amigos por doquier, a cascaporrillo como suele decirse, pero realmente se sienten solos. Esa soledad les hace ensalzar una vanidad que hasta entonces carecían de ella, o que si la tenían, la disimulaban como podían. Ahora no. Ahora buscan su enaltecimiento buscando “likes” por todos lados como forma de autoconvencerse de que tienen infinidad de amigos, amigos “ad nauseam”. Su vida se convierte a partir de ahí en una competencia: más “likes”, más amigos, más vanidad, más soledad, …, y vuelta a empezar. Y así hasta la eternidad.

         Muchas veces me he preguntado cómo hubiera sido mi vida en esta nueva sociedad tecno-adictiva que tenéis ahora. ¿Cómo hubieran sido mis amigos? ¿Virtuales, reales, conocidos, desconocidos? ¿Hubiera tenido amigos con los que nunca hubiera hablado? ¿Amigos que ni tan siquiera sé cómo son? ¿Amigos desconocidos que buscan mi amistad y mi cercanía pero que realmente están muy lejos, tanto como ellos quieren que esté? ¿Eso tendría con mi pertenencia a una red social o a una aplicación de mensajería? ¿Esos amigos tendrían el valor de decirme a la cara lo que dicen con dibujitos abstractos? No sé. ¡Por cierto! ¿os imagináis que cualquiera de vosotros recibierais una petición de amistad mía? ¡Flipante!, como decís vosotros, ¿no? Lo de poneros de rodillas y con los brazos en cruz delante de la tecnología sería una nimiez caduca. Subiríais al siguiente peldaño, que a saber cuál sería entonces.

         Imagino que me tratareis como una antigualla retrógrada e introvertida, pero en mi época tenía plena conciencia de quiénes eran mis amigos y quiénes no. Tenía plena conciencia de lo que decía y a quién se lo decía, y, por supuesto, por mi condición eclesiástica, la vanidad no solía ejercerla habitualmente, por no decir ni tan siquiera esporádicamente. No ocurre los mismo ahora vanidosamente hablando.

         Como dije al principio, este nuevo sermoncillo viene a colación de ver a toda esa gente “escarbando” en mi vida para conseguir más y más “likes” personales y profesionales, “likes” que les reporten beneficios, si pueden ser materiales (por supuesto económicos) mejor, aunque beneficios vanidosos tampoco vienen mal tal y como está la competencia. Sinceramente, me hubiera gustado facilitar toda esa labor “escarbosa”, y para ello hubiera grabado en mi tumba un código QR de esos que se llevan ahora con toda mi información propia, habida y por haber, de tal manera que con descifrar “correctamente” ese código todo el mundo hubiera tenido información fiable y fehaciente de toda mi vida personal y profesional. De esta forma hubiera facilitado la labor de muchísimas personas más o menos “interesadas” en mi vida, obra y milagros (que obviamente no hice), y hubiera dejado zanjados posibles y futuribles errores más o menos “piadosos”, más o menos “intenciodados”.

         ¿Y mi funeral y entierro? No hubiera sido tampoco lo mismo. Hubiera sido un entierro “a palos” … pero de palos de teléfonos móviles para hacer “selfies” para que vanidosamente pudierais decir a vuestros amigos desconocidos: ¡Yo estuve allí! ¡Yo enterré a don Ino! ¡Mirad con quién estaba! ¡Mirad como se puso el sol cuando bajaban el féretro al charco! (… porque me hubiérais enterrado igualemente en Torralba de Calatrava, ¿no?). Todo hubiera sido distinto, no como antaño: mujeres y hombres vestidos de negro, alguna que otra corona de flores, pocos amigos (como corresponde con la rabiosa actualidad) y respeto, mucho respeto y poca desconsideración. Esa escena no crea “likes”, no es “amigable” ni ensalzadora, pero es la vida real, la que se debería vivir y a la que deberíamos hacerle caso y tenerle respeto, porque, entre otras cosas, es única y no va a volver. Camuflarla hoy día entre artilugios tecnológicos es casi peor que perderla. Nuestra vida pasaría a ser una responsabilidad más que una bendición de Dios. Sería aquello que pasa mientras nosotros miramos una pantalla


         Competencia, tecnología, vanidad, desconsideración, amistades inexistentes, despersonalización, manipulación, …. Esos serán los adjetivos que os definirán en un futuro. Lo que grabarán vuestros descendientes en vuestro código QR personal. Y lo harán con lágrimas en los ojos y el alma evaporada, pero será lo único que puedan poner porque será lo único que les habéis legado. Al fin y al cabo habéis dedicado buena parte de nuestra vida a conseguirlo. Ahora ya lo tenemos. Ahora ya lo tenéis, ¿vais a quejaros?

sábado, 9 de noviembre de 2013

CONSTRUYEN EL PRIMER ORDENADOR CON NANOTUBOS DE CARBONO

http://www.abc.es/ciencia/20130926/abci-construyen-primer-ordenador-nanotubos-201309261009.html

En una búsqueda de nuevos materiales que sustituyan al silicio para crear equipos electrónicos más eficientes, ingenieros de la Universidad de Stanford (EE UU) han logrado construir por primera vez un ordenador hecho íntegramente con transistores de nanotubos de carbono (CNT, por sus siglas en inglés).

Se trata de un dispositivo todavía muy básico, pero que incluye un sistema operativo y es capaz de ejecutar varios programas al mismo tiempo.

Los autores del proyecto, cuyos resultados se publican en el último número de Nature, señalan que este avance culmina años de esfuerzos por parte de científicos de todo el mundo para aprovechar este prometedor pero peculiar material.

Según explica a SINC Max Shulaker, autor principal del trabajo, “los nanotubos de carbono representan un importante avance respecto a los actuales transistores de silicio y prevemos grandes mejoras tanto en el rendimiento como en la eficiencia energética”.

Más finos que un cabello

Los nanotubos de carbono son largas cadenas de átomos extremadamente eficientes en la conducción y el control de la electricidad. “Son tan finos que miles de ellos podrían caber unos junto a otros en un cabello humano y requieren muy poca energía para apagarlos”, indica.

Shulake añade que el trabajo demuestra que es posible fabricar nanotubos de carbono, pese a que esta tecnología tiene aún imperfecciones inherentes. “Sin embargo, nosotros hemos logrado superar estos obstáculos y presentar el sistema basado en carbono más avanzado hasta la fecha”, subraya.

Entre las dificultades que tiene trabajar con este material destaca que los nanotubos de carbono no crecen en líneas paralelas, como a los fabricantes de chips les gustaría. Otro problema es que una porción de estos nanotubos pueden acabar comportándose como cables metálicos que siempre conducen electricidad en vez de comportarse como semiconductores que pueden apagarse, señala la Universidad de Stanford en un comunicado.

Para superar estos obstáculos, el equipo llevó a cabo un diseño que llamó “inmune a imperfecciones” que consistió en eliminar los nanotubos que se comportaban como cables. Luego apagó todos los CNT ‘buenos’ y bombeó el circuito semiconductor lleno de electricidad.

Toda esa electricidad se concentró en los nanotubos metálicos, que se calentaron tanto que se quemaron y, literalmente, se vaporizaron convirtiéndose en dióxido de carbono. “Esta sofisticada técnica eliminó todos los CNT metálicos del circuito”, indican estas fuentes.

“Evitar los nanotubos desalineados requirió aún mayor sutileza”, señalan los autores. Para ello, los investigadores crearon un potente algoritmo que traza un esquema del circuito y que garantiza que funcione sin importar si los nanotutbos están o no torcidos.

Los ingenieros utilizaron este diseño inmune a imperfecciones para ensamblar un ordenador básico con 178 transistores, un límite que vino dado por que utilizaron las instalaciones de la universidad, en vez de un proceso de fabricación industrial, aclaran.

Contar y ordenar números

El ordenador fue capaz de realizar tareas como contar y ordenar números. Además, incorpora un sistema operativo básico que permite llevar a cabo intercambio de esos procesos. Para mostrar su potencial, los investigadores probaron que el dispositivo también podía ejecutar una instrucción comercial denominada MIPS (Microprocessor without Interlocked Pipeline Stages), desarrollada a comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado por John Hennessy, ingeniero y actual presidente de la Universidad de Stanford.

Por su parte, Franz Kreupl, investigador de sistemas electrónicos híbridos de la Universidad de Munich (Alemania) y autor de una reseña sobre el proyecto, que también ha sido publicada en en Nature, indica que trabajos tanto teóricos como experimentales “han demostrado que los nanotubos de carbono son los interruptores electrónicos de mayor eficiencia energética con una escalabilidad muy por debajo de los 10 nanómetros”.

En su opinión, el trabajo de Shulaker y su equipo es muy valioso, ya que ha podido superar las dificultades que tiene trabajar con nanotubos de carbono y construir el primer ordenador funcional con este nuevo material emergente, “muy superior en este tipo de aplicaciones a competidores como el grafeno”.

Para concluir, los autores del trabajo señalan que la demostración del nuevo dispositivo confirma que los nanotubos de carbono son una tecnología factible para desarrollar la próxima generación de sistemas electrónicos de alta eficiencia energética.

jueves, 27 de junio de 2013

NÚMEROS CUÁNTICOS PARA CASINOS VIRTUALES

http://blogs.elpais.com/apuntes-cientificos-mit/2013/06/la-ciencia-es-m%C3%A1s-interesante-que-el-sexo-.html

     Lo que veis a vuestra derecha son dos células fotovoltaicas transparentes. Me las mostraron en el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) en Barcelona; un impresionante centro cuyo objetivo es comprender (ciencia) y aprovechar (tecnología) todos los aspectos relacionados con la luz que podáis imaginar. 
 
     De momento estas células fotovoltaicas transparentes resultan menos eficientes que las convencionales, y son todavía bastante costosas. Pero no dudéis ni un minuto que algún día dejarán de serlo, las tendréis recubriendo vuestro coche o filtrando luz de manera inteligente en las ventanas de los edificios, y la energía solar contribuirá a sustituir esta salvajada de ir quemando combustibles fósiles a discreción.

     De verdad; no sé decirte si esto ocurrirá en 10, 20 o 40 años. Pero ten por seguro que en un futuro no tan lejano explotaremos los recursos naturales de manera absolutamente sostenible, habremos erradicado la pobreza extrema, trabajaremos muchas menos horas (esto ya deberíamos empezar a pensarlo ya), y curaremos enfermedades que ahora generan enorme sufrimiento. Sucederá. No pierdas la perspectiva del avance científico, ni el impacto del cambio exponencial.

Nanopartículas para quemar cánceres

Icfo nanoparticle     Romain Quidant me habla de sus nanopartículas de oro que potencialmente podrían identificar células cancerígenas y quemarlas. 

     El proceso es conceptualmente sencillo: a nanopartículas inertes (de oro por ejemplo) se les añade un anticuerpo capaz de reconocer estructuras específicas de las membranas de células cancerígenas, de manera que al distribuirse por el organismo se enganchen sólo a ellas. Pero estas nanopartículas llevarán algo más: “algo” que reaccione y las caliente mucho cuando les llegue una luz (radiación) determinada.

     Resumiendo, el concepto es así de simple: se inyectan las nanopartículas al torrente sanguíneo, al cabo de un tiempo quedan enganchadas sólo a las células cancerígenas, y enviándoles radiación podremos hacer que se calienten hasta destruirlas. 

     Obvio que además de limitaciones técnicas habrá preocupación por su toxicidad, pero Quidant dice que no serán más tóxicas que la agresiva y contradictoriamente tan asumida quimioterapia. Y no es ciencia ficción; su grupo del ICFO ya ha diseñado nanopartículas, están trabajando con modelos animales y oncólogos de Barcelona, y explica que una experta de Texas ha empezado estudios clínicos con humanos. Comenta que la nanomedicina (enviar cosas a sitios del cuerpo para que realicen funciones específicas) está avanzando mucho, pero que no todo se publica en revistas científicas por los asuntos de propiedad intelectual y patentes que conlleva. 

La lenta Europa intenta recuperar terreno en el grafeno

     Algo parecido ocurre con el grafeno. El holandés Frank Koppens es uno de los grandes líderes del momento en este asombroso material que permite construir capas tremendamente resistentes (un elefante sobre una aguja de grafeno no la rompería), súper-conductoras, y al mismo tiempo ligerísimas y finísimas de sólo un átomo de grosor. Las propiedades de los materiales bidimensionales como el espectacular grafeno son únicas, y sus posibles aplicaciones en baterías, técnicas de imagen, salud, energía, estructuras ligeras y resistentes, detectores, pantallas, y todo tipo de aparatejos electrónicos, interminables. Es parte del futuro.

     La Comunidad Europea ha diseñado una hoja de ruta y dedicado 1000 millones de euros a su estudio, quizás por darse cuenta que a pesar de ser descubierto en Europa y empezado a desarrollar por investigadores europeos, en estos momentos en cuanto a patentes está muy por detrás de EEUU o Asia.

Icfo frank     “Asia and US have many more patents. Actually, it’s embarrassing” (vergonzante) dice Frank. “I think it’s a matter of mentality”, responde cuando le pregunto porqué Europa se quedó atrás.

     Científicos españoles tan reivindicativos de la investigación básica, tomad nota también de esto. Para generar verdadero valor en la ciencia debemos recorrer el camino completo, empezando evidentemente por el principio, pero avanzando hasta el final.

La bomba atómica desde dentro de Los Álamos

     Seguro que el grafeno tendrá aplicaciones militares también. No olvidemos que el presupuesto de investigación científica del departamento de defensa estadounidense (DARPA) es mayor que el de la NASA, el National Institutes of Health (NIH) y la National Science Foundation (NSF) juntos. 

Info glauber 2      De hecho mi visita al ICFO coincidió con una charla del premio Nobel de Física Roy Glauber, quien hace más de 60 años trabajó en Los Álamos en el proyecto Manhattan que generó la bomba atómica. Glauber explicó que unos años antes, físicos teóricos haciendo ciencia básica totalmente inocente habían descubierto que los átomos de Uranio desprendían bastante energía al fisionarse. Vieron luego que si se les bombardeaba con átomos de Bario lo hacían con mayor facilidad, y que curiosamente había un isótopo del Uranio (el U235) que era menos abundante pero podía fisionarse todavía más fácilmente con neutrones. Además, también descubrieron que al desintegrarse el propio U235 liberaba neutrones que –en caso de estar muy concentrado- podían empezar una peculiar reacción en cadena. Todo era muy interesante, se presentaba en conferencias científicas, salía en los medios… hasta que de repente dejó de hacerlo y pareció caer en el olvido. 

     El gobierno estadounidense reclutó científicos en absoluto secreto y construyó los laboratorios de Los Álamos que iban a explorar las posibilidades de esta tan energética y potencialmente destructiva reacción en cadena de fisión nuclear. 

     Glauber explicó que cuando le propusieron el trabajo no le explicaron dónde sería ni de qué trataría, que los jefes hablaban en código entre ellos, o que Niels Bohr utilizaba el nombre falso de Nicholas Baker. Sus comentarios sobre el ciclotrón desaparecido de Harvard, conferencias con títulos “The theory and practice of bombing”, y los relatos sobre las personalidades de Feymann, Teller, Fermi u Oppenheimer fueron historia viva de la ciencia. Fascinante.

  
Números cuánticos para casinos virtuales 

     Antonio Acín estudia información cuántica pero reconoce que los lejanos ordenadores cuánticos no son su primer interés. Él está metido de lleno en la criptografía cuántica, viendo nuevas maneras de codificar la información sin que ni los mejores hackers puedan interceptarla (algo que ya ocurrió con los primeros dispositivos comerciales).  

Icfo labonachip3      Antonio me habla también de sensibilidad y de detectar ondas gravitacionales gracias a fluctuaciones cuánticas, pero lo que me resulta más curioso es la utilización de cálculos cuánticos para crear números aleatorios. Pone como ejemplo que los programas informáticos de un casino virtual generan números aleatorios con complejísimos algoritmos que resultan prácticamente indetectables. Pero no es del todo imposible hackearlos. Al final se trata de un sistema clásico guiado por reglas complejas, pero establecidas. No son 100% aleatorios ni impredecibles. 

     En cambio si los números se generaran utilizando propiedades como la indeterminación cuántica, sí serían absolutamente aleatorios. Ya se está haciendo, y casinos, bancos, militares o empresas podrían tener gran interés en comprar paquetes de ellos. Vender números aleatorios, un negocio en alza ;).

Las bacterias utilizan la cuántica mejor que nosotros

Icfo fotosintesis      La visita termina con Niek van Hulst, quien acaba de publicar un Science explicando que las plantas y bacterias utilizan la coherencia cuántica para extraer energía solar. Lo que Niek ha descubierto tiene un punto rompedor: en coherencia cuántica un sistema formado por varios átomos se comporta como un único sistema cuántico. Eso se ha logrado en condiciones muy restringidas de laboratorio, pero se suponía que en la naturaleza estos sistemas no eran estables. Pues se ve que en ciertos complejos proteínicos involucrados en la fotosíntesis sí lo son, y además utilizan estas propiedades cuánticas para almacenar y transportar energía de manera más eficiente. Algo a estudiar e intentar imitar tecnológicamente, desde luego. La naturaleza demuestra que todavía nos lleva mucha ventaja. 

La ciencia es la gran apuesta

     Almorcé con Lluís Torner, el director y alma de este fabuloso instituto de ciencias fotónicas que nada tiene que envidiar a grandes centros de EEUU o Europa. Lluís explica que de momento a ellos no les está afectando tanto la crisis porque cuentan con mecenazgo y gran parte de su financiación proviene de fondos europeos. Pero a pesar de eso, se muestra preocupadísimo por la situación de la ciencia en España. Percibe que algunas pérdidas causadas por los recortes son irreparables. Esto no es como un edificio que puedes detener su construcción unos meses y retomarla desde el punto que la has dejado. 

     No lo dice Torner sino yo: un país que exporta inteligencia se vuelve menos inteligente. Sin eludir la autocrítica que el sistema de investigación español debería hacer y no hace (de puertas adentro bien que rajan de instituciones y modelos), observar las posibilidades que nos ofrece la ciencia y decidir quedarse al margen es lamentable. “No hay momento malo para hacer algo bueno”, decía el ladrón de cerebros. Ayer en su discurso presentando el plan de cambio climático Obama fue muy contundente: ¿sostenibilidad ambiental vs crecimiento económico? Esta dicotomía es falta y propia de personajillos cortoplacistas poco visionarios. Gracias a la ciencia y la tecnología podemos tener ambos. Si apostamos por ella, claro.

viernes, 17 de mayo de 2013

EL COSTE DE TENER UN CEREBRO MUY GRANDE

http://sinapsis-aom.blogspot.com.es/2013/05/el-coste-de-tener-un-cerebro-muy-grande.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed:+blogspot/GHTt+%28Sinapsis%29


      Lucy es el nombre del esqueleto de un homínido, un Australopitecus, que se encuentra en el Museo Nacional de Etiopía en Addis Abeba. Tiene 3,2 millones de años de edad y su característica más importante es que caminaba de pie. La evolución humana trajo consigo unos cerebros muy grandes con un enorme coste energético. La bipedestación, el uso de las manos, el lenguaje, las capacidades cognitivas, la cultura y la dieta están unidas en el desarrollo humano, pero aún no sabemos cómo.


      Lucy tenía el cerebro del tamaño de un chimpancé y no era muy distinta cognitivamente. Desde entonces el volumen del cerebro se ha multiplicado por 3, desde el medio litro de Lucy y los chimpancés hasta el litro y medio de los humanos.

      El cerebro humano consume una quinta parte de todas las calorías que ingerimos. Es una cantidad enorme y alimentarlo supuso para nuestros antepasados cambios fundamentales en varias áreas (como curiosidad conviene decir que un cerebro humano consume 20 vatios, lo que una bombilla pequeña. Por contraposición, el superordenador más grande consume 8 megavatios, medio millón de veces más).

      El esqueleto de Lucy muestra a las claras que la bipedestación es anterior al crecimiento del cerebro. Andar de pié además modifica la pelvis y el parto. Como consecuencia, los cráneos de los homínidos no nacen totalmente formados. Los huesos terminan de cerrarse a los dos años del nacimiento lo que permite que el cerebro siga creciendo después del parto, algo que no ocurre en el resto de los simios.

      La bipedestación trajo otros cambios. Nuestros antepasados podían recorrer mayores distancias sin cansarse y perseguir a la caza durante jornadas. También permitió ver desde una mayor altura lo que resultaba conveniente en las altas hierbas de la sabana. Además dejaba las manos libres lo que permitió fabricar instrumentos y crear una cultura cada vez más compleja. Todo ello trajo consigo un progresivo aumento del cerebro, mayor cultura y más habilidades cognitivas.

      Los estudios parecen indicar que la bipestación conlleva un menor coste energético, de modo que los homínidos podían gastar más en pensar ya que su locomoción era más económica. Pero otros factores también han influido.

      La caza permitió una dieta más rica, hacer más con menos cantidad de comida y disponer de tiempo libre. La cultura tiene una doble influencia. La cría de la prole en grupos era facilitada por la caza de la manada. Y la independencia del clima se vio favorecida por el vestido y la vivienda.
     Saber cómo evolucionaron todos estos aspectos llevará años de investigación antropológica y genética. Mientras tanto, el fascinante recorrido del ser humano desde los tiempos de Lucy seguirá siendo un misterio.

sábado, 4 de mayo de 2013

¿QUÉ VALOR TIENEN LOS E-MAILS EN UN JUICIO?



La Opinión del Experto. PC Actual. Pedro López, Martínandino Abogados

Hablamos del cada vez más enrevesado caso Nóos, de Urdangarín y de los centenares de correos electrónicos que ha aportado ante el juez su ex socio, Diego Torres. ¿Qué valor tienen realmente estos correos? ¿Cómo deberían aportarse en un juicio para ser admitidos como prueba? ¿Se puede saber si son auténticos? Se trata de cuestiones que conviene aclarar, ya que muchos de nosotros podemos tener estas dudas ante la necesidad de hacer valer el contenido de un correo electrónico en un hipotético juicio. Si, por ejemplo, nos limitamos a imprimir varios e-mails desde nuestro ordenador y aportamos las copias impresas como prueba, el juez los tendrá en cuenta como prueba documental, valorándolos libremente de acuerdo con la convicción que el propio juez se haya formado acerca de su valor y apreciándolos de manera conjunta con el resto de las pruebas.
http://bosshi.com/wp-content/uploads/2010/04/Email-Logo.gif
Los mensajes de correo pueden ser manipulados.

Casi con total seguridad, la parte contraria se opondrá, manifestando que esos correos electrónicos son inventados o están manipulados. Por este motivo, es más que recomendable que el e-mail que se aporte vaya respaldado por un soporte electrónico, así como por un informe pericial realizado por un experto informático. El correo electrónico se basa en el estándar RFC822 y toda la información relativa a la fecha, hora, remitente, destinatario, ruta seguida por el correo en la transmisión, así como su contenido, se encuentra contenida en la cabecera del correo. Su certificación por un perito informático servirá para determinar si hay coherencia o no en la información y descartar la manipulación.

martes, 16 de abril de 2013

ÉTICA PARA ROBOTS

http://sinapsis-aom.blogspot.com.es/2013/03/etica-para-robots.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed:+blogspot/GHTt+%28Sinapsis%29

     El desarrollo de robots y máquinas cada día más complejos hace inevitable la pregunta ¿deberíamos implementar una ética para robots?

     La ficción es una inspiración para la vida. La ciencia ficción lo es para la ciencia. Gran parte de los avances que vemos y veremos han sido precedidos por las visiones de los escritores. Un ejemplo notable son las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov, formuladas en 1942.
  • Un robot no puede hacer daño a un humano.
  • Un robot obedecerá las órdenes humanas, a menos que estas contradigan la primera ley
  • Un robot protegerá su propia existencia excepto si esto entra en conflicto con la primera y segunda ley
      Resulta curioso lo visionario y a la vez ingenuo que resultaba Asimov. En un sentido, ya prevé robots autónomos, cosa que ahora empezamos a ver. Es ingenuo porque los robots que estamos empezando a fabricar están en buena medida diseñados para matar.

      Cada día se diseñan y construyen nuevos robots. Pulgas que graban, arañas espías o cruadricópteros. Los drones del ejercito americano ya no solo realizan misiones de vigilancia. Van cargados con mortíferas bombas. Los trenes sin conductor proliferan. El vehículo autónomo está a punto de invadir nuestras calles.

      El punto de inflexión es el momento en que estas máquinas sean autónomas. Los drones están teledirigidos. Un humano decide el objetivo y el momento. Pero como sabemos, cuando los dispositivos se multiplican, su control desborda a los operadores y acaban siendo dotados de autonomía. Un ejemplo de ello es el coche autónomo. Ningún humano lo supervisará. Incluso diseñados para matar, los robots pueden tener alguna ventaja: no tienen odio ni deseo de venganza, no cometen violaciones no toman decisiones en caliente. Una característica de los soldados es el abuso añadido a su función principal.

      En la vida te planteas permanentemente problemas éticos. También cuando conduces, aunque la reacción sea automática. Un niño se cruza, ¿freno? Un perro se cruza ¿freno? Si freno, pongo en riesgo la vida de mi familia que me acompaña. O la del coche de al lado. ¿Cuál es la opción moral adecuada? Si desarrollamos un coche autónomo, ¿debería tener moral? Y cualquier otro robot autónomo, ¿debería llevar implantado un módulo moral?

      La moral humana es un vidrioso campo en el que las reglas no están en absoluto claras. Esto se pone de manifiesto en los llamados dilemas morales. Imagina que un tren avanza hacia un grupo de personas que morirán aplastadas por él. Tú puedes cambiar el curso de los acontecimientos. Si aprietas un botón, el tren cambiará de vía y aplastará a una única persona que está en la nueva vía de forma que salvarías a cinco pero una moriría. ¿Lo harías? Ahora imagina que las mismas personas están amenazadas pero a tu lado se encuentra un individuo malencarado, sucio y con aspecto ebrio. Si lo empujas a la vía, morirá atropellado, el maquinista parará el tren y las otras cinco personas se salvarán. ¿Lo empujarías?

      La mayoría de las personas responden que sí apretarían el botón causando la muerte de una persona para salvar a otras cinco. La mayoría responde que no empujaría al individuo malencarado, salvándolo y causando la muerte de los cinco. Una explicación consiste en que en el primer caso manipulas un botón, algo sin vida y en el segundo caso manipulas directamente a una persona.

      Para implantar un modelo en un ordenador tienes que tener claro el modelo. Para implantar ética en un robot, tienes que tener clara la ética. Miles de leyes han sido necesarias para la convivencia humana porque unas simples reglas éticas no sirven. ¿Cómo implementar en los robots algo que no está claro en los humanos?

  Hoy por hoy solo encontramos respuestas en la bendita ciencia ficción.