lunes, 5 de abril de 2021

CONSIDERACIONES SOBRE LA SEMANA SANTA (Divertimento Pascual) y IX


NUEVA VISIÓN DE LA SEMANA SANTA

            Una vez que se han puesto de manifiesto todos los posibles argumentos para justificar una nueva visión de la Semana Santa, estamos en condiciones de ajustar días y horas a todo lo que Jesús profetizó durante el tiempo que estuvo entre nosotros.

            Jesús siempre supo lo que iba a suceder y cuándo iba a suceder, y siempre cumplió su palabra, que no es otra que la Palabra de Dios. Y eso es lo que demostró y lo que sigue demostrando día a día. Se puede decir, sin temor a equivocación y utilizando un lenguaje de vulgo o callejero, que Jesús es “un tío de palabra”. Por tanto, todo lo que ocurrió fue una realidad impepinable; tan sólo queda adaptarla a una realidad mucho más tangible para el ser humano, que aunque contravenga la “verdad ortodoxa” de la Iglesia Católica, en ciertos aspectos no deja de ser una verdad igualmente factible.

            Comenzando nuevamente por el final, Jesús resucitó al tercer día, día que los evangelios señalan claramente como el primer día de la semana, es decir, el domingo. A partir de aquí, resumiendo los acontecimientos ocurridos hasta ese momento podemos deducir días de mes y de semana en los que ocurrieron los hechos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

            La secuencia o “agenda semanal” podría quedar así:

            Miércoles, 14 de Nisán

            Es el día de la preparación de la Pascua Judía. Jesús la celebra con sus apóstoles según la tradición judía. Pero como los días de la semana comienzan al ocaso del día anterior, dicha cena pascual bien pudo celebrarse el día anterior, es decir, el martes 13 de Nisán, después del ocaso. Debido al gran tumulto de gente que en aquellas fechas visitaba Jerusalén y al poco sitio que había para que todos pudieran celebrarla el mismo día, debían repartirse  y organizarse los espacios y los días para celebrarla. Durante esa noche (de martes a miércoles) acontecería la Oración en el Huerto y el prendimiento de Jesús. A partir de aquí, durante todo el miércoles, sucederían todos los acontecimientos de la Pasión de Jesús, siendo crucificado ese miércoles a la hora de nona, muriendo a continuación. Antes de que llegara el ocaso, sobre las 6 de la tarde, debían enterrar el cuerpo de Jesús, cosa que hicieron apresuradamente porque después del ocaso era el día de descanso solemne (sabatón), el primer día de Panes sin Levadura, día en el que no se debía realizar ninguna actividad.

            Jueves, 15 de Nisán
           
Primer día de Panes sin Levadura, día de solemnidad festiva, también llamado sabatón. Los evangelios nada dicen de él, salvo Mateo, que hace referencia a una reunión entre los sumos sacerdotes y Pilatos para que, pasado este día, organizase una vigilancia en el sepulcro de Jesús ante la creencia de que sus discípulos fueran a robar su cuerpo para que pudieran dar por cierto que resucitaría al tercer día después de sepultado. Con la llegada de la tarde noche, se cumpliría el primer día que Jesús está muerto y sepultado.

            Viernes, 16 de Nisán

            Día laborable. Este día laborable es aprovechado por las mujeres (las María como popularmente se las conoce) para ir al mercado y comprar aromas, perfumes y mirra, y preparar ungüentos con que ungir el cuerpo de Jesús. Todo el día lo dedican a ello, pero no pueden seguir haciendo nada más porque cuando llegue el ocaso de ese día, comenzará el segundo día de descanso que esa semana, de manera extraordinaria, tiene: el sábado semanal, el último día de la semana que los mandamientos obligan a dedicarlo a Dios. Jesús permanece muerto y sepultado, computando su segundo día cuando llega la tarde-noche de este viernes.

            Sábado, 17 de Nisán

            Día de descanso semanal. Al igual que el jueves 15 de Nisán, no se puede realizar actividad alguna, para poder dedicárselo a Dios en toda su extensión. A la caída de la tarde, entre la tarde-noche del este día es cuando se produce la Resurrección de Jesús, cumpliendo el tercer día de su muerte y sepultura. Dicha resurrección tuvo que ocurrir entre la tarde y la noche de este sábado, entre las 3 y las 6 de la tarde, pues las mujeres cuando llegaron el primer día de la semana (domingo), cuando todavía estaba oscuro, ya vieron el sepulcro vacío. Luego dicha resurrección tuvo que ocurrir un poco antes, la tarde-noche anterior.

            Domingo 18 de Nisán

            Primer día de la Resurrección de Jesús. Las mujeres van muy temprano, de madrugada, a visitar el sepulcro de Jesús para ungir con los perfumes y aromas preparados durante el viernes pasado el cuerpo de Jesús, pero se lo encuentran vacío; Jesús ya no está. Ha resucitado, tal y como Él dijo, al tercer día, cumpliendo nuevamente su palabra. Las mujeres avisan a los discípulos que Jesús no está en el sepulcro. Es aquí donde comienza realmente la Pascua Cristiana, y donde se engendra el embrión de nuestra fe.





A MODO DE EPÍLOGO

Hasta aquí, y siempre basado en los evangelios, se ha tratado de deducir lo más lógicamente posible los hechos que ocurrieron durante la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. El que algo no concuerde con lo ortodoxo o con lo que estamos acostumbrados a celebrar no quiere decir que no sea verdad; tan sólo es una variación más o menos argumentada basada en lo que nos dicen los evangelios y adaptada al calendario judío tal y cómo lo conocemos en la actualidad, que, al contrario que el nuestro, no ha sufrido grandes variaciones desde aquella época hasta la actualidad. A esto habría que añadirle las múltiples confusiones a las que pueden dar pie las diversas, variadas y muy premeditadas versiones y traducciones de la Biblia y los Evangelios, primeramente escritos en lengua vulgar o vehicular, y posteriormente traducidas al idioma que en los años de su traducción imperaba en ese territorio: griego, latín, etc. Además de esto, no debemos olvidar lo que René Guénon nos decía acerca de la ausencia total de una lengua sagrada para la religión católica, lo que complica aún más aclarar y ubicar fehacientemente todos los acontecimientos a los que nos estamos refiriendo. Y si, además, añadimos el voraz interés de la Iglesia Católica por tratar de hacer coincidir y adaptar todos esos acontecimientos narrados con los días semanales de nuestro calendario, juliano primero, gregoriano después, no es muy descabellado llegar a pensar que algo podría estar fallando o que, coloquialmente, “no salen las cuentas”.

            Nada más lejos de la realidad está tratar de crear confusión en todo ello, ni de meter cizaña a la tan actualmente denostada religión católica. Como se dijo en un principio, esto no deja de ser un divertimento cuasi cuaresmal, pero siempre respetuosísimo con la religión católica y con todos sus creyentes y practicantes.

            De un tiempo a esta parte, siempre, al llegar la Semana Santa y observar las manifestaciones religiosas que se celebran en la casi totalidad de los pueblos y ciudades de España sobre la Pasión y Muerte de Jesús, una pregunta me machacaba la cabeza: ¿por qué celebrar con fervor, ¿respeto? y ¿silencio? dichos eventos históricos y no saltar de júbilo y alegría el Domingo de Resurrección cuando es el culmen de la fe de un cristiano, cuando es el sumun de la religión católica, cuando es realmente la máxima aspiración de un cristiano: resucitar con Jesús? No lo conseguía entender. No lo consigo entender. No lo conseguiré entender.

            Este divertimento no deja de ser una nefasta búsqueda de un ni siquiera principiante de “rollos macabeos” para tratar de obtener una respuesta a esa pregunta machacona anualmente. Buscaba algo con lo que justificar esas actitudes sociales y religiosas de la inmensa mayoría de los cristianos, y lo único que me he encontrado es una reafirmación de mi pregunta; es decir, mis dudas han aumentado, o, lo que es lo mimo, la pregunta se ha hecho más fuerte, se ha afianzado. Y lo ha hecho porque, si algo me ha quedado claro en todo este tiempo ha sido que Jesús, el primer día de la semana en el calendario judío, muy temprano, muy de madrugada, cuando todavía era de noche, había resucitado; es decir, Jesús, el domingo había resucitado, lo cual pone de manifiesto que, a falta de una explicación teológica, el día más solemne de toda la Semana Santa debería ser el Domingo de Resurrección, más que ningún otro.

            Los Evangelios dejan claro que la Resurrección de Jesús se debe conmemorar el Domingo de Resurrección. A partir de ahí, todo lo demás son conjetura más o menos justificadas por quién corresponda; todo son suposiciones con más o menos antigüedad, invariables en el tiempo e inmiscuidas en la sociedad, tanto laica como cristiana, como parte fundamental de ella.

            Ya ha dicho antes que este documento no tiene la finalidad ni la inmoral intención de crear o generar dudas religiosas; tan sólo es una diversión mía que he tratado de compartir con los que han estado dispuestos a llegar hasta aquí, y que, independientemente de que estén de acuerdo con ella, la vean y la valoren como lo que realmente es: un divertimento cuaresmal.

            Tan sólo es eso: un divertimento cuaresmal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario