miércoles, 22 de agosto de 2018

AGOSTO MALO



          Cada año se vuelve a repetir, y cada año me lo vuelvo a preguntar: ¿cómo un país se puede paralizar tan desastrosamente porque estemos en el mes de agosto? ¿Cómo un país se puede quedar prácticamente sin servicios básicos durante todo un mes porque estemos en el mes de agosto y estemos de vacaciones? ¿No hay nadie que pueda aportar un poco de cordura y sensatez a esta situación dantesca y poner unos límites a la sangría vacacional que se produce durante el mes de agosto?

         “No puede hacer esto porque estamos en agosto”; “no puedo hacer aquello porque estamos en agosto”; “estamos en agosto, ya sabes, todo va muy despacio, hay menos personal, no se trabaja por la tarde”, son frases típicas que todo el mundo profesional cacarea en las cuatro esquinas durante todo el mes de agosto como forma de justificar su poca o ninguna actividad profesional y ganas de trabajar. Ponen de manifiesto la cada vez más demostrada picaresca española, propia de este país de pandereta y fútbol (ahora hay menos toros) y exportada a los países mediterráneos, del Mare Nostrum, de nuestro mar.

         Si esa picaresca se pone de manifiesto en todo su esplendor y gloria entre trabajadores autónomos y no autónomos, de cuenta propia y cuenta ajena, mucho más se manifiesta entre colectivos de profesionales que realizan durante todo el año una función preventiva y, llamémosla, cuidadora de toda la ciudadanía. Me refiero a colectivos como médicos, fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, bomberos, juristas, etc., colectivos que, si ellos fallan o faltan, una parte importante de la sociedad se queda desamparada, sin protección, dejada a la buena mano de Dios.

         Agosto, verano, vacaciones, riesgo extremo de incendios. Bomberos de vacaciones. ¿A quién llamamos para apagar un fuego declarado en un parque forestal o en la montaña? ¿Lo apaga la ciudadanía a base de cubos de agua? ¿A soplos?

         Agosto, verano, vacaciones, turistas y mucha población de vacaciones. Policía Nacional, Policía Local y Guardia Civil de vacaciones. ¿Quién vela por la seguridad de todas estas personas que han venido de fuera de nuestro país y de las personas que están de vacaciones y las que se han quedado sin ellas? ¿Quién nos protege de atracos, robos, peleas, atentados o de cualquier otro delito que la mala gentuza cometa contra nosotros? ¿Tratamos de convencer a esta gentuza que no hagan nada, que sean buenos y si no quieren serlo que no hagan nada y se esperen a que vuelvan estos funcionarios de vacaciones para seguir delinquiendo? ¿De verdad queremos que se produzca esta situación grotesca más propia de los hermanos Marx que de una sociedad moderna y civilizada?

         Agosto, verano, vacaciones, enfermos en hospitales y enfermedad sobrevenida por motivos y causas ajenas a las personas. Médicos de vacaciones, centros de salud cerrados y hospitales funcionando a medio gas, incluido el servicio de urgencias. ¿Quién tiene que curar a las personas que están enfermas o que enferman? ¿Quién tiene que atender un caso urgente de accidente o enfermedad grave? Si urgencias trabaja a medio gas, ¿la gente que llega con una dolencia urgente en la que la rapidez y el tiempo de asistencia son vitales para su supervivencia y curación tiene que sufrir o morir por falta de personal sanitario? ¿Un paciente ingresado en un centro hospitalario tiene que permanecer más tiempo en él por falta de personal sanitario con todo lo que ello supone para el paciente, familiares y erario público? Lo que hay que hacer es decirle a la gente que no enferme, ¿verdad?

         Agosto, verano, vacaciones. Jueces de vacaciones y juicios anulados o retrasados, reos penitenciarios en prisión a la espera de un juicio para una posible liberación o absolución. ¿Deben permanecer más tiempo en la cárcel porque no hay quién los juzgue o revise su caso? ¿Reos culpabilísimos quedando libres por falta de personal de la judicatura porque no hay quién firme su permanencia en la cárcel? ¿Se cierra el círculo con el caso de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado de vacaciones y gentuza en la calle dispuestos a cometer delitos contra la cantidad de ciudadanos que hay en la calle, pues los delincuentes saben que no hay quién los detenga porque están de vacaciones?

         Todo el mundo tiene derecho a unas merecidas vacaciones y descanso de nuestra actividad profesional y cotidiana, además de pasar mucho más tiempo con la familia, pero hay determinados colectivos a los que esas vacaciones deben estar mejor reguladas. Son colectivos tan importantes en la vida de las personas y de la sociedad que una mínima falta de personal provoca todo un caos social la mayoría de las veces, por no decir en todas. No se trata de  las vacaciones ni que las disfruten cuando algún politicucho iluminado así lo decida. Se trata de legislar una regulación de común acuerdo entre todos esos colectivos que permita no perjudicar a la sociedad a la vez de no pisotear su derecho a sus merecidas vacaciones. ¿Es eso tan difícil de entender? ¿Es eso tan difícil de conseguir? Aunque antes de todo esto, creo que sería más sincero, real y útil preguntarnos si de verdad queremos cambiar la forma de vida de la sociedad española durante el mes de agosto. Preguntarnos si queremos cambiar aquello o queremos seguir como estamos y mantener nuestra perjudicial comodidad veraniega y agostera. Hoy día se piensa: “… nosotros estamos bien así; ¿los demás? … ¡Los demás que esperen!”.

         El mes de agosto, cada año, hace el mismo daño. Nadie quiere cambiar. Nadie quiere que esto cambie. La comodidad es lo primero y principal; los demás vienen después, pero mucho después. “Yo estoy haciendo mi agosto; los que no lo hagan es su problema. ¡Que se apañen ellos solos! ¡Dios le ampare, imbécil!”, solemos pensar en nuestra intimidad.

         Agosto malo, espero no tener que acordarme de ti, no de quién tanto te quiere. ¡Ojala se acuerden ellos! Entonces todo comenzaría a cambiar, tarde, con el daño hecho, pero al menos, cambiaría.

         Una vez más se ha tenido que producir el daño irreparable para cambiar. Bienvenido al cambio.

         Agosto malo. Malo es agosto.


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