jueves, 8 de abril de 2010

¡LAGARTO, LAGARTO!

¡Cómo has sabido hacerlo!. Te dabas cuenta de la que estaba cayendo y decías: “Virgencita, yo me quedo donde estoy”. Y es lo que has hecho hasta ahora, quedarte dónde estabas, amagado y viéndolas venir, haciendo honor a linaje al que perteneces, el dragón de Kómodo. Comodicamente.

Pero esa comodidad te ha vuelto perezoso y un tanto descuidado y, chaval, ¡te han pillado!. 150 años durmiendo a la bartola, sin saber nada de ti, y, de repente, vienen cuatro forasteros aburríos y te forman el cirio. Te descubren, te catalogan, te estudian y descubren uno de tus secretos mejor guardados: ¡tus dos penes!. Tío, tienes dos penes, y eso es bueno o malo, según se mire.

Es bueno para que dejes de hacer honor a tu linaje y, aprovechando el tirón, te pongas las botas con quien se ponga a tiro y formes orgías (organizadas, por supuesto) cantando aquello de la Yenca: “Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, un, dos, tres.” … Porque supongo que los tendrás uno al lado del otro, ¿no? Es que si los tienes uno encima del otro, el kamasutra se tendría que reescribir y, ¡lo que le está haciendo falta a la SGAE, nuevas ediciones pirateadas! Vamos, que pagarías canon por uso fraudulento de libros editados.

Por otro lado, no es tan bueno. Tarde o temprano llegará a oídos de Bibiana Aído y, ¡para qué queremos más! Si ya los hombres son malos por naturaleza y por ley con un solo pene, con dos, ¡ni te cuento! Forma un grupo de investigación para buscarte el gen que hace que te crezcan dos apéndices, y le prende fuego cuando lo haya encontrado, no vaya a contagiarse a los hombres, que, ahora que los tiene metidos en varas, se le vuelven a dislocar y ¡vuelta la borrica al trigo! … Porque esta mujer, entre nosotros, no ha parado de buscar miembras entre miembros y eso, para ti, tampoco es bueno, porque, imagínate que ahora con la ley de paridad, dice que tienes un miembro y una miembra, y que te tiene que dar igual carne que pescao. Tanto tiempo escondido, pa qué. Pa ná.

Al final, para que te dejen en paz, te tendrás que operar y ser un lagarto normal y todos tan contentos. Todos menos tú, que no volverás a bailar la Yenca en orgías, ni siquiera en tríos. Y date con un canto en los dientes si eres capaz de chipichear. No te van a quedar ganas, acordándote de tu isla, allá en Filipinas. De todas formas piensa que no todo va a ser malo: por lo menos no les vas a pagar canon a la SGAE.

En fin muchacho, como decimos los humanos cuando queremos que algo malo no vaya con nosotros: ¡largarto, lagarto!

No hay comentarios:

Publicar un comentario