lunes, 20 de abril de 2009

SIEMPRE DEBE GANAR EL MISMO

Mi hija no lo entendía. No podía entender que un periódico de tirada nacional se ocupara más de hablar del partido del Real Madrid que del partido del Barcelona. Argumentaba que si ambos son iguales, a ambos se les debería dedicar el mismo número de páginas para comentar sus partidos. Decía que si el Barcelona iba el primero y jugaba mejor, debería tener un poco más de atención que el segundo equipo clasificado, que encima jugaba peor. Ve como día a día en la tv las cadenas se afanan por hablar más y mejor del Real Madrid que del Barcelona. Intuye que los periodistas y comentaristas deportivos se alegran más de que gane el Madrid que de que lo haga el Barcelona y así lo demuestran, día a día, noticiario a noticiario, creando una corriente de opinión que está muy lejos del propio comentario o crónica del partido.
Con la falta total de personalidad de la actual sociedad y la pérdida total de espíritu crítico de las personas, es muy fácil crear una corriente de opinión en el sentido que sea y llevarse a la sociedad al punto de opinión que se considere conveniente en ese instante. Se puso de manifiesto en la campaña electoral de las elecciones nacionales cuando se creó el opinión generalizada que no había crisis, que eso era antiespañol y la gente acabó por creérselo. Nuevamente se equivocó, se dejó embaucar y así nos va.
A día de doy todos quieren que la liga la gane el Real Madrid por encima de todo y de todos y se ocupan, día a día, de que la sociedad así lo piense, lo crea y se convenza de que es lo mejor para el deporte, para este deporte incluso para algunos otros.
Lo que sería mejor para el deporte, el fútbol en este caso, es que al comienzo de la liga se le adjudiquen por decreto todas las competiciones en las que pueda participar al Real Madrid y, a partir de ahí, los demás equipos comiencen a disputar las competiciones para conseguir el segundo puesto, pero sin el Real Madrid, ya campeón antes de empezar. Mientras que el campeón se dedique a jugar partidos benéficos, a fomentar el deporte en países donde lo necesiten, a pasear su imagen por el mundo y tratar de engrosar sus arcas como de una empresa financiera se tratase. De esta forma cualquier periodista o comentarista deportivo se dedicaría a informar sobre la jornada de liga de una manera imparcial, tratar a todos los equipos por igual y midiéndolos a todos con el mismo rasero, aunque, conociendo como se conoce al ser humano, alguno habrá que se inclinaría nuevamente por uno de ellos y se comenzaría de nuevo, dejando sin valor todo lo realizado anteriormente para conseguir la tan ansiada imparcialidad y el embaucamiento y proselitismo hacia la sociedad.
Y es que nunca aprenderemos.

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