miércoles, 4 de marzo de 2009

POLÍTICOS

Haz lo que yo te diga pero no hagas lo que yo haga. Es la mejor manera que tiene el ser humano de querer dar solución a un problema del cuál no sabe por donde cogerlo. Es lo que está pasando con las medidas que los políticos quieren aplicar para solucionar la crisis. Poco a poco va tomando cuerpo, tanto en el entorno político como en la propia sociedad, una medida que parecía que nunca se iba a tener en cuenta como posible solución a esta situación: la congelación salarial del personal funcionario del territorio español. A estos trabajadores, la sociedad les culpa de muchos de los males económicos que padece nuestro país, tanto por la mala imagen que éstos dan cara al público sin tener que rendir cuentas a nadie, como por el dinero que se embolsan religiosamente mes a mes la mayoría de ellos con carácter vitalicio, con crisis o sin crisis, amén de la debida subida anual.
Para la sociedad, un funcionario es el trabajador que desarrolla su labor en los diversos y variopintos organismos oficiales y que trata de hacernos la vida imposible cada vez que vamos a intentar solucionar algún “papel” que alguien nos ha reclamado y que, por supuesto, no lo solucionaremos, al menos a la primera vez. Se olvidan, que también un funcionario público es el político que es presidente de su comunidad, el consejero de no sé qué, el chófer de cada uno de ellos, el defensor de pueblos y comunidades, el delegado provincial, la directora general, ..., etc, etc y, además, multiplicados por todas las comunidades que forman el territorio español. Ahí es ná, que diría un castizo. Todos ellos también son funcionarios públicos, elegidos por el mismo pueblo que no los considera como tales y que, con su consentimiento, se embolsan sueldos que cualquiera de nosotros no ganaríamos ni trabajando durante toda nuestra vida, sin contar con las reglamentarias dietas sometidas a ningún control, sino tan sólo su palabra contra la nuestra. Si añadimos coches oficiales, viajes, comilonas, regalos compromisarios y demás prebendas, nos daríamos cuenta de la cantidad de dinero que son capaces de dilapidar sin que ni siquiera ellos mismos sean conscientes.
Lejos de querer dar ejemplo renunciando a todo ello, tratan de dar satisfacción al pueblo diciendo que se está planteando, desde el gobierno, la congelación de los funcionarios públicos, ya que éstos, tienen un trabajo fijo, y juegan en clara ventaja con los miles y miles de trabajadores que, o bien han perdido su trabajo o bien están en una situación laboral precaria; de ellos no dicen nada de nada. No dicen que vayan a renunciar a dietas, ni a coches oficiales, ni despachos superlujosos y supercaros, ni a comilonas y regalos. No, que sean otros los que lo hagan y, de paso, alimento el clamor popular contra este colectivo.
Tanto que se está hablando en estos días sobre la educación en valores, valores cívicos, valores morales y demás derechos fundamentales y constitucionales, bien podrían predicar con el ejemplo y comenzar ellos mismos a autoeliminarse gastos innecesarios para la sociedad y para ellos mismos o, al menos, muy alejados de lo que la situación actual demanda, en vez de querer que sean otros los que lo hagan a base de leyes que ellos mismos legislan y aprueban. Parece que se olvidan o nos olvidamos, que a los políticos nadie los ha obligado a presentarse a unas elecciones. Están ahí porque ellos mismos así lo han decidido. Nos dijeron que se encontraban capacitados para hacer cosas buenas pensando en los ciudadanos; que trabajarían por el pueblo de una manera altruista y desinteresada; que no querían nada para ellos, todo para el pueblo. Bien, ha llegado el momento de que hagan todas esas cosas buenas por nosotros y traten de ponerse lo más cerca posible de la situación actual de nuestra sociedad. No quieran cargarle el muerto a otros y que sean ellos los que comiencen predicando con el ejemplo y haciendo lo que ellos mismos dicen que tienen que hacer los demás. Que sean los demás los que les sigan en su ejemplo sin que nadie se lo diga. Ahí se vería si de verdad trabajan por el pueblo de forma altruista en pos de la ciudadanía, su ciudadanía, esa ciudadanía que les dio su confianza para que comenzaran su labor ejemplarizante.Mucho me temo que nunca lo harán, porque hemos olvidado que estamos hablando de políticos y, ya se sabe, que donde dije digo digo diego.

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