miércoles, 16 de abril de 2014

PATÁSENLASQUIJAS (XI)

... a todos aquellos imbéciles y faltos de personalidad que un día descubrieron lo que era un ratón de ordenador y se creyeron que eran informáticos. Cuando apareció la telefonía móvil, dejaron de joder el ratón para pasar a hacerles cosquillas a un aparatejo que, aparte de apreciarlo más que a su propia vida y a las personas que les rodean, se ven incapaces de salir a la puerta de la calle sin él. No tienen personalidad suficiente para estornudar ni cagar mientras el aparejo no se lo diga.


     Pero el problema no es su adicción (¡con su pan se lo coma!). El problema es que nos están jodiendo a los demás, sobre todo aquellos que o bien son muy mayores en edad o bien tenemos la suficiente cabeza y personalidad para no ser dependientes y adictos a la tecnología, a las redes sociales o al maldito internet en general.

     Su enfermedad la quieren contagiar a toda la humanidad y, a poco poder que les otorguen, estos enfermizos tratan de obligarnos a realizar cualquier acción por tonta que sea, a través de la red o de internet. Se piensan que todo debe pasar por internet; creen que siempre ha sido así. No tienen conciencia de la realidad real, sólo de la realidad virtual, a la que adoran cual paganos adoraría a un ladrillo como dios de la inteligencia. Están convirtiendo la sociedad en un conglomerado de enfermos, de tontos, de ciegos, de crédulos, de idiotas que están dispuestos a creer cualquier cosa por muy imbécil y estúpida que sea.

     Si algún día internet dejara de funcionar, todo se vendría abajo, ya que estos tecnoimbéciles nos están obligando, cada vez con mayor asiduidad, a utilizar la red para realizar cualquier trámite o acción que bajo ningún concepto requeriría de ella. Y por desgracia, son muchas las personas mayores que necesitan hacer trámites en su día a dia, y muchas veces no pueden hacerlos al carecer de los conocimientos y los medios necesarios para realizarlos. Esto los hace aún más dependientes de los demás, están devaluados socialmente y, en muchos casos, incluso pueden llegar a su exclusión social ya que técnicamente se les podría considerar analfabetos. Todo ello gracias a estos friquiestúpidos faltos de personalidad y razón, y sin la suficiente inteligencia para saber discernir entre lo normal y lo anormal, y no saber valorar el problemón que se produciría en la sociedad si a alguien se le ocurriera desenchufar un aparatejo y apagar internet por varios días.

     Por todos los problemas que nos están creando, los que nos crearán y por minusvalorar a las personas a les rodean y que conviven con ellos, patás en las quijás para los frikimbéciles y tecnoestúpidos (por no llamarles lo que son en realidad).

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