jueves, 8 de noviembre de 2012

ORIGEN DEL ARTE ROMÁNICO EN ESPAÑA


           ¿Qué hay de nuevo, viejos? … y viejas, se sobreentiende, como también se sobreentiende que sois viejos en esto del Románico, o al menos, lo vamos siendo a medida que van pasando los capítulos. Cuando terminemos, tenemos que considerarnos unos carcamales, románicamente hablando, por supuesto, ya que hemos estado tanto tiempo hablando de este tema que todos nosotros giraremos alrededor de él, lo veremos todo desde su perspectiva, con sus ojos; quedaremos anclados en su tiempo, su lugar y su forma.

         Bueno, que me embalo y no sé cuando parar. Y es que me emociono hablando con vosotros de Románico.

         Si en un capítulo anterior vimos el origen del Arte Románico de una manera general, ahora lo vamos a centralizar y focalizar en España. Cómo se formó este arte, dónde, cuándo y por qué.     

        El Arte Románico en España es tan sólo una variedad regional del estilo arquitectónico, escultórico y pictórico de los siglos XI, XII y principios del XIII, desarrollado en Europa.

         En España, la arquitectura románica tarda en popularizarse. La peculiar situación política y geográfica en los siglos en que se desarrolla, va a imponer una serie de condicionantes especiales con respecto a otros estados vecinos. La convivencia, a menudo bélica y en otras ocasiones pacífica con el mundo musulmán, limita la difusión geográfica de la arquitectura románica a los territorios no sólo conquistados, sino establemente repoblados. La repoblación efectiva de muchos de estos territorios, sobre todo las zonas rurales, no se materializa de forma masiva hasta varias décadas más tarde. Es por esta razón que el románico español sólo se desarrolla en la mitad norte peninsular, siendo los condados catalanes los primeros que empiezan a construir edificios que se parecen funcionalmente a los postcarolingios de la misma época.

         Será cuando los repobladores alcancen una suficiente estabilidad en lo organizativo y lo económico, cuando comiencen a construir en todas las aldeas de nueva fundación pequeñas parroquias en el estilo de moda, aunque cuando estos territorios estuvieron de una vez por todas liberados, los nuevos templos de los que fueron dotados hacían intuir el florecimiento de un nuevo arte que trataba de desplazar al Arte Románico: el arte Gótico.

         Pero, aún cuando esa estabilidad social y económica, acompañada de una explosión demográfica, sacude España y anima a las comunidades cristianas a la construcción de sus propios templos (los templos de la España de la alta Edad Media debían ser insuficientes con respecto a la nueva población emergente), el ámbito rural profundo, sin estabilidad total en su repoblación, sigue anclado y parado en las antiguas formas. Allí no se renovarán las viejas formas de sus templos, y serán estos lugares donde se conserven actualmente las mejores manifestaciones de la arquitectura y la plástica románica.

       
          Aunque estas comunidades no deseaban la renovación de sus formas, el arte es un elemento vivo incrustado en el hombre que necesita de alimentación para su crecimiento y expansión. No puede ni debe estar parado; debe renovarse y propagarse a cuanta más gente mejor (¿os suela de algo esto?), lo mismo que sucedió con estilos artísticos anteriores, sobre todo el griego y el romano, y, ya más coetáneo al Románico, el arte musulman.

         Los tres factores importantes que influyeron en la propagación del Arte Románico en España pueden ser: cultural, con la influencia de la población mozárabe y asturiana, foco primordial de la Reconquista y cuna del prerrománico; político, básicamente con la Reconquista, explicada someramente en otro capítulo anterior, y por último, el factor religioso, que en España podemos traducirlo por el Camino de Santiago, la peregrinación a Santiago de Compostela, verdadera vía de propagación del Arte Románico en España, que comenzando en Francia, atraviesa Aragón, Navarra, La Rioja, Castilla y León, y Galicia, a la postre las comunidades con mayor número de construcciones románicas.

         Con el arte Románico, los reinos peninsulares comienzan a emplear las mismas formas plásticas que los reinos europeos coetáneos, formas que comienzan en el norte de Europa, se extienden hacia el norte de Italia, toda Francia y, procedente de la Provenza y el Languedoc, llegan el noreste de España, a Cataluña, a través de los Pirineos.

         Por cierto, me imagino que sabéis dónde está la región de la Provenza y el Languedoc. ¿Qué no lo sabéis? ¡Pero bueno! ¡¿Y esa geografía?!, mejor dicho, ¡¿y esos atlas para situar nuestro Románico fuera de España?! … porque me imagino que en España y en las regiones que estamos tratando sí que sois capaces de ubicarlas ¿no? ¡Ay Señór, Señór!

         Bueno, haremos la vista gorda en geografía y continuaremos, aunque, eso sí, un tanto cabizbajos.

         En España tuvieron gran incidencia los eremitorios rupestres altomedievales, para un posterior desarrollo de los monasterios, edificando éstos bajo el estilo románico; tal es el caso del monasterio de San Juan de la Peña (Huesca). Dichos eremitorios eran viviendas de construcción leve y rudimentaria, en las que moraron y rezaron eremitas independientes, que con el paso del tiempo se convirtieron en monasterios.

Iglesia rupestre

Iglesia rupestre de Olleros (Palencia)

Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca)
          
          El historiador Puig i Cadafalch señala que Cataluña y Lombardía (Italia) pueden considerarse los territorios donde más pronto aparecen los despuntes del nuevo estilo europeo, siendo Cataluña la primera región española en donde se comienza a construir en el nuevo arte europeo (1030-1040, edad de oro del románico catalán). Los orígenes, desarrollo y características del arte Románico en la marca catalana, son muy diferentes de las castellanas.

         En Cataluña es muy intensa la influencia exterior, fundamentalmente la “franco-árabe”. Con la ruptura de la Marca Hispana, los elementos carolingios pervivieron junto a la ornamentación califal y caracterizaron las primeras obras de la arquitectura catalana. San Pedro de Roda, San Juan de las Abadesas y San Cugat del Vallés son las más representativas.

                                                                                     San Pedro de Roda (Gerona)             

         La otra gran influencia del románico catalán es la normanda, como hemos dicho con anterioridad. Las arcuaciones ciegas (arquillos lombardos) apoyados en franjas verticales y la gran torre son signos distintivos de esta arquitectura. La parquedad decorativa se impone en el edificio, como en el Monasterio de Ripoll.


                                                                                                         Santa María de Ripoll

        El románico catalán de montaña destaca por la solemnidad de su torre, como en San Clemente de Taüll y Santa María de Taüll.

                                                                            San Clemente de Taül
         

          En Aragón, la catedral de Jaca ejerce un intenso influjo a lo largo del Camino de Santiago. Su decoración geométrica de ajedrezado (taqueado o ajedrezado jaqués) se repite constantemente. Como monumentos más destacados en esta región tenemos la iglesia-castillo de Loarre y el monasterio de San Juan de la Peña.
                                                                              Catedral de Jaca (Huesca)
                                                                Taqueado o ajedrezado jaqués. Jaca (Huesca)
                                                                Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca)

           En Navarra, el edificio más original es la iglesia de Nuestra Señora de Eunate, de planta poligonal.
                                                                   Santa María de Eunate (Navarra)
            
           Avanzando de este a oeste en la mitad septentrional de España, y siguiendo el Camino de Santiago llegamos a Castilla y León, la otra región de España, junto a Cataluña, en la que más se prodigó la fiebre constructiva de románico, debido a la diversidad y cantidad de monumentos que atesora. Segovia exhibe una fuerte personalidad en sus iglesias. Ávila y sus murallas es un ejemplo de arquitectura civil románica, así como los castillos de Pedraza y Sepúlveda. En Soria se levanta San Juan de Duero, monasterio que funde el mundo cristiano y árabe en las arquerías lobuladas y entrelazadas.


Monasterio de San Juan de Duero (Soria)

       Llegando a la región del Duero, la influencia francesa es más intensa. En la catedral de Zamora y en la vieja de Salamanca son perceptibles elementos bizantinos, sobre todo en sus cimborrios, con escamas y remate bulboso. En Palencia está la mayor concentración de iglesias románicas de toda Europa, con San Martín de Fromista a la cabeza.



San Martín de Fromista (Palencia)

           Ya en León encontramos la iglesia de San Isidoro, con su monumental Panteón de los Reyes, y siguiendo el Camino llegamos a Galicia, a Lugo y Orense, donde son destacables sus monasterios, sobre todo en la Ribera Sacra.

         Pero si hay una construcción románica por excelencia en España, y en Galicia más concretamente, esa es la catedral de Santiago de Compostela, del Maestro Mateo, cumbre del románico español y de lo que se llamó el “Estilo 1200”, por su fecha de construcción y terminación.


Pórtico de la Gloria. Catedral de Santiago de Compostela.
            
        Ahora ya sabemos algo más del Arte Románico en España, de su origen, y de sus regiones, pero vistas las caras que habéis puesto cuando veíais estas últimas ilustraciones representativas del Arte Románico español, mucho me temo que, o bien no habéis entendido casi nada de los estudiado, o no tenéis las ideas muy claras sobre todo esto el Románico.

         Vamos a tratar de solucionar vuestras dudas y temores en los próximos capítulos. Os daréis cuenta que no es tan difícil; simplemente hay que matizar ciertos aspectos, definir algunos conceptos y ¡todo arreglado!. Hasta entonces, ¡feliz Románico!.

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