¿Qué hay de nuevo, viejos? … y viejas, se
sobreentiende, como también se sobreentiende que sois viejos en esto del
Románico, o al menos, lo vamos siendo a medida que van pasando los capítulos.
Cuando terminemos, tenemos que considerarnos unos carcamales, románicamente
hablando, por supuesto, ya que hemos estado tanto tiempo hablando de este tema
que todos nosotros giraremos alrededor de él, lo veremos todo desde su perspectiva,
con sus ojos; quedaremos anclados en su tiempo, su lugar y su forma.
Bueno,
que me embalo y no sé cuando parar. Y es que me emociono hablando con vosotros
de Románico.
Si
en un capítulo anterior vimos el origen del Arte Románico de una manera
general, ahora lo vamos a centralizar y focalizar en España. Cómo se formó este
arte, dónde, cuándo y por qué.
El
Arte Románico en España es tan sólo una variedad regional del estilo
arquitectónico, escultórico y pictórico de los siglos XI, XII y principios del
XIII, desarrollado en Europa.
En
España, la arquitectura románica tarda en popularizarse. La peculiar situación
política y geográfica en los siglos en que se desarrolla, va a imponer una serie
de condicionantes especiales con respecto a otros estados vecinos. La
convivencia, a menudo bélica y en otras ocasiones pacífica con el mundo
musulmán, limita la difusión geográfica de la arquitectura románica a los
territorios no sólo conquistados, sino establemente repoblados. La repoblación
efectiva de muchos de estos territorios, sobre todo las zonas rurales, no se
materializa de forma masiva hasta varias décadas más tarde. Es por esta razón
que el románico español sólo se desarrolla en la mitad norte peninsular, siendo
los condados catalanes los primeros que empiezan a construir edificios que se
parecen funcionalmente a los postcarolingios de la misma época.
Será
cuando los repobladores alcancen una suficiente estabilidad en lo organizativo
y lo económico, cuando comiencen a construir en todas las aldeas de nueva
fundación pequeñas parroquias en el estilo de moda, aunque cuando estos
territorios estuvieron de una vez por todas liberados, los nuevos templos de
los que fueron dotados hacían intuir el florecimiento de un nuevo arte que
trataba de desplazar al Arte Románico: el arte Gótico.
Pero,
aún cuando esa estabilidad social y económica, acompañada de una explosión
demográfica, sacude España y anima a las comunidades cristianas a la
construcción de sus propios templos (los templos de la España de la alta Edad
Media debían ser insuficientes con respecto a la nueva población emergente), el
ámbito rural profundo, sin estabilidad total en su repoblación, sigue anclado y
parado en las antiguas formas. Allí no se renovarán las viejas formas de sus
templos, y serán estos lugares donde se conserven actualmente las mejores
manifestaciones de la arquitectura y la plástica románica.
Aunque estas comunidades no deseaban la renovación de sus formas, el arte es un elemento vivo incrustado en el hombre que necesita de alimentación para su crecimiento y expansión. No puede ni debe estar parado; debe renovarse y propagarse a cuanta más gente mejor (¿os suela de algo esto?), lo mismo que sucedió con estilos artísticos anteriores, sobre todo el griego y el romano, y, ya más coetáneo al Románico, el arte musulman.
Los
tres factores importantes que influyeron en la propagación del Arte Románico en
España pueden ser: cultural, con la
influencia de la población mozárabe y asturiana, foco primordial de la
Reconquista y cuna del prerrománico; político,
básicamente con la Reconquista, explicada someramente en otro capítulo
anterior, y por último, el factor religioso,
que en España podemos traducirlo por el Camino de Santiago, la peregrinación a
Santiago de Compostela, verdadera vía de propagación del Arte Románico en
España, que comenzando en Francia, atraviesa Aragón, Navarra, La Rioja,
Castilla y León, y Galicia, a la postre las comunidades con mayor número de
construcciones románicas.
Con
el arte Románico, los reinos peninsulares comienzan a emplear las mismas formas
plásticas que los reinos europeos coetáneos, formas que comienzan en el norte
de Europa, se extienden hacia el norte de Italia, toda Francia y, procedente de
la Provenza
y el Languedoc, llegan el noreste de España, a Cataluña, a través de los
Pirineos.
Por
cierto, me imagino que sabéis dónde está la región de la Provenza y el
Languedoc. ¿Qué no lo sabéis? ¡Pero bueno! ¡¿Y esa geografía?!, mejor dicho,
¡¿y esos atlas para situar nuestro Románico fuera de España?! … porque me
imagino que en España y en las regiones que estamos tratando sí que sois
capaces de ubicarlas ¿no? ¡Ay Señór, Señór!
Bueno,
haremos la vista gorda en geografía y continuaremos, aunque, eso sí, un tanto
cabizbajos.
En
España tuvieron gran incidencia los eremitorios rupestres altomedievales, para
un posterior desarrollo de los monasterios, edificando éstos bajo el estilo
románico; tal es el caso del monasterio de San Juan de la Peña (Huesca). Dichos
eremitorios eran viviendas de construcción leve y rudimentaria, en las que
moraron y rezaron eremitas independientes, que con el paso del tiempo se
convirtieron en monasterios.
Iglesia rupestre
Iglesia rupestre de Olleros (Palencia)
Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca)
El historiador Puig i Cadafalch señala que Cataluña y Lombardía (Italia) pueden considerarse los territorios donde más pronto aparecen los despuntes del nuevo estilo europeo, siendo Cataluña la primera región española en donde se comienza a construir en el nuevo arte europeo (1030-1040, edad de oro del románico catalán). Los orígenes, desarrollo y características del arte Románico en la marca catalana, son muy diferentes de las castellanas.
En
Cataluña es muy intensa la influencia exterior, fundamentalmente la
“franco-árabe”. Con la ruptura de la Marca Hispana, los elementos carolingios
pervivieron junto a la ornamentación califal y caracterizaron las primeras
obras de la arquitectura catalana. San Pedro de Roda, San Juan de las Abadesas
y San Cugat del Vallés son las más representativas.
San Pedro de Roda (Gerona)
San Pedro de Roda (Gerona)
La otra gran influencia del románico catalán
es la normanda, como hemos dicho con anterioridad. Las arcuaciones ciegas
(arquillos lombardos) apoyados en franjas verticales y la gran torre son signos
distintivos de esta arquitectura. La parquedad decorativa se impone en el
edificio, como en el Monasterio de Ripoll.
Santa María de Ripoll
El románico catalán de montaña destaca por la solemnidad de su torre, como en San Clemente de Taüll y Santa María de Taüll.
San Clemente de Taül
En Navarra, el edificio más original es la iglesia de Nuestra Señora de Eunate, de planta poligonal.
Santa María de Eunate (Navarra)
Avanzando de este a oeste en la mitad septentrional de España, y siguiendo el Camino de Santiago llegamos a Castilla y León, la otra región de España, junto a Cataluña, en la que más se prodigó la fiebre constructiva de románico, debido a la diversidad y cantidad de monumentos que atesora. Segovia exhibe una fuerte personalidad en sus iglesias. Ávila y sus murallas es un ejemplo de arquitectura civil románica, así como los castillos de Pedraza y Sepúlveda. En Soria se levanta San Juan de Duero, monasterio que funde el mundo cristiano y árabe en las arquerías lobuladas y entrelazadas.
Llegando a la región del Duero, la influencia francesa es más intensa. En la catedral de Zamora y en la vieja de Salamanca son perceptibles elementos bizantinos, sobre todo en sus cimborrios, con escamas y remate bulboso. En Palencia está la mayor concentración de iglesias románicas de toda Europa, con San Martín de Fromista a la cabeza.
Ahora ya sabemos algo más del Arte Románico en España, de su origen, y de sus regiones, pero vistas las caras que habéis puesto cuando veíais estas últimas ilustraciones representativas del Arte Románico español, mucho me temo que, o bien no habéis entendido casi nada de los estudiado, o no tenéis las ideas muy claras sobre todo esto el Románico.
El románico catalán de montaña destaca por la solemnidad de su torre, como en San Clemente de Taüll y Santa María de Taüll.
San Clemente de Taül
En Aragón, la catedral de Jaca ejerce un
intenso influjo a lo largo del Camino de Santiago. Su decoración geométrica de
ajedrezado (taqueado o ajedrezado jaqués) se repite constantemente. Como
monumentos más destacados en esta región tenemos la iglesia-castillo de Loarre
y el monasterio de San Juan de la Peña.
Catedral de Jaca (Huesca)
Taqueado o ajedrezado jaqués. Jaca (Huesca)
Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca)En Navarra, el edificio más original es la iglesia de Nuestra Señora de Eunate, de planta poligonal.
Santa María de Eunate (Navarra)
Avanzando de este a oeste en la mitad septentrional de España, y siguiendo el Camino de Santiago llegamos a Castilla y León, la otra región de España, junto a Cataluña, en la que más se prodigó la fiebre constructiva de románico, debido a la diversidad y cantidad de monumentos que atesora. Segovia exhibe una fuerte personalidad en sus iglesias. Ávila y sus murallas es un ejemplo de arquitectura civil románica, así como los castillos de Pedraza y Sepúlveda. En Soria se levanta San Juan de Duero, monasterio que funde el mundo cristiano y árabe en las arquerías lobuladas y entrelazadas.
Monasterio de San Juan de Duero (Soria)
Llegando a la región del Duero, la influencia francesa es más intensa. En la catedral de Zamora y en la vieja de Salamanca son perceptibles elementos bizantinos, sobre todo en sus cimborrios, con escamas y remate bulboso. En Palencia está la mayor concentración de iglesias románicas de toda Europa, con San Martín de Fromista a la cabeza.
San Martín de Fromista (Palencia)
Ya en León encontramos la iglesia de San
Isidoro, con su monumental Panteón de los Reyes, y siguiendo el Camino llegamos
a Galicia, a Lugo y Orense, donde son destacables sus monasterios, sobre todo
en la Ribera Sacra.
Pero
si hay una construcción románica por excelencia en España, y en Galicia más
concretamente, esa es la catedral de Santiago de Compostela, del Maestro Mateo,
cumbre del románico español y de lo que se llamó el “Estilo 1200”, por su fecha
de construcción y terminación.
Pórtico de la Gloria. Catedral de Santiago de Compostela.
Ahora ya sabemos algo más del Arte Románico en España, de su origen, y de sus regiones, pero vistas las caras que habéis puesto cuando veíais estas últimas ilustraciones representativas del Arte Románico español, mucho me temo que, o bien no habéis entendido casi nada de los estudiado, o no tenéis las ideas muy claras sobre todo esto el Románico.
Vamos
a tratar de solucionar vuestras dudas y temores en los próximos capítulos. Os
daréis cuenta que no es tan difícil; simplemente hay que matizar ciertos
aspectos, definir algunos conceptos y ¡todo arreglado!. Hasta entonces, ¡feliz
Románico!.
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