Me
voy para los salones de la sacristía que hoy comenzamos un nuevo “tostón” (ya
me lo han “pegao” los “so judíos”) románico. De camino me los voy llevando
“pal” redil, que, como siempre, les cuesta mucho entrar de primeras, pero luego
he de reconocer que se portan muy bien. Son correctos, educados, respetuosos y
lo mejor de todo, no roncan y no despiertan al de al lado, importante para
mantener el silencio en el tostón y conseguir ese aura románica tan espiritual
y necesaria en estas charletas.
¡Míralos! ¡Ahí los tenemos! ¡Con la
edad que tienen y están jugando al trompo! ¡Cuánto tiempo hacía que no veía a
unos chicos jugar al trompo! Las buenas costumbres vuelven siempre, aunque no
sé si por buenas costumbres que son o por mera eliminación de nuevas costumbres
que han cansado a todo el mundo por reiterativas y adictas. Con el trompo
(aunque sea con un rejo de fragua) no creo que la adicción se convierta en un
problema, porque si estos chicos respetan las costumbres, tradiciones y al
refranero castellano y torralbeño, antes del día de los difuntos o día de los
finaos (2 de noviembre) deberían de dejar de jugar con él, tal y como reza el
refrán: “El día de los finaos, trompos y cuerdas a los tejaos”. Viendo la clase
de chicos que son y tan fieles con las tradiciones y costumbres de Torralba no
creo que fallen con ese refrán. Antes nunca se fallaba. No creo que ahora
suceda otra cosa que no sea una rigurosa normalidad.
Ahora sí. Ahora sí que vamos a hablar
de todo ese significado positivo o negativo, benigno o maligno que tenían en el
románico toda esa fauna (mayormente desconocida por la mayoría de las personas
románicas de cualquier condición social) que quedó esculpida o pintada en
iglesias y templos románicos. Debo advertir que lo que vamos a hacer es un
breve compendio de animales, tanto terrestres, aves como acuáticos, y apuntar
unas pequeñas notas sobre su simbolismo que influyen en modo decisivo en su
representación. No se trata de profundizar en todos ellos y esclarecer
totalmente su significado, máxime cuando éste puede ser uno y el contrario,
sino de una breve introducción de cada uno de ellos, los más importantes y más
representativos.
Comenzamos.
ASNO: es un símbolo de paz, pobreza,
paciencia y coraje. También simboliza la humildad, la ignorancia y la obstinación.
De ahí que Jesús entrara en Jerusalem montado en un asno o burro para demostrar
su obstinación y su humildad. Si se representa como flautista hace alusión al
que hace sonar la flauta sin saber ni cómo ni por qué, aplicándole esta misma
representación a la tradición del oficio sin conocer las razones profundas de
ello. Representado con un arpa alude a lo mismo que con la flauta; hace música
sin saber ni cómo ni por qué. Como connotación negativa, en el Antiguo Egipto,
el asno rojo era una de las criaturas más peligrosas del inframundo, motivo por
el cual ocasionalmente puede identificarse con la bestia escarlata mencionada
en el Apocalipsis.
Asno.
Canecillo en Santa María de Estíbaliz. Álava.
CABRA: posee una
gran facilidad para introducirse por las rutas más inaccesibles y trepar a los
riscos más escarpados. Símbolo de sabiduría pues la cabra, al igual que el
hombre sabio hace de su pensamiento, es capaz de llegar a los lugares más altos
y ver más lejos que nadie. Es también un animal asociado al trueno y su
cornamenta imagen asociativa del rayo.
Cabra.
Canecillo en San Prudencio de Armentia. Álava.
CAMELLO/DROMEDARIO: asociado a
historias bíblicas por su capacidad de sobrevivir varios días sin tomar
alimento o bebida alguna; de ahí que suela interpretarse como de sobriedad y de
templanza. Asociado, así mismo, a los Reyes Magos que llegaron montados en
ellos para adorar al Niño. San Isidoro le atribuye el valor de la humildad por
arrodillarse al recibir carga. Símbolo de perseverancia y fidelidad.
Dromedario.
San Baudelio de Berlanga.
Casillas
de Berlanga. Soria.
Camello.
Catedral de Santa María. Tarragona.
CIERVO
(CERVUS):
simboliza al alma humana. “Como jadea la
cierva tras las corrientes de agua, así jadea mi alma en pos de Ti, mi Señor” (Salmo
61 de David). El Phisiologus dice que el ciervo es muy sediento y la razón de
su sed es que come serpientes, por lo que los bestiarios y los tratadistas de
animales le aplican el simbolismo de pureza de Cristo. Si para la tradición
grecorromana el ciervo simboliza la pureza, la fecundidad, la abundancia, …,
para el cristianismo pasó a representar el alma que desea unirse a Dios, la
elevación espiritual (lo contrario al macho cabrío). La máscara de cérvidos es
una manifestación céltica que convoca la idea de fecundidad. La cornamenta del
ciervo puede ser renovada, expresando también renovación.
Ciervo.
Pila Bautismal. Santa María. Villanueva. Asturias.
CORDERO: alude a Jesús
como víctima inmolada por los delitos del género humano. Animal del sacrificio
por excelencia, tanto en los sacrificios cotidianos como en la celebración
pascual. Símbolo de humildad del hombre que está dispuesto a ser devorado para
renacer a la nueva vida. También es símbolo de dulzura, inocencia, pureza y
obediencia. La crucifixión en Viernes Santo evoca los sacrificios del cordero
preparado para la Pascua Judía, así como el papel salvador de la sangre del
cordero con la que los judíos de Egipto habían marcado su puerta antes del
exterminio de los primogénitos. Juan Bautista exclama viendo a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo”. El cristiano es liberado por la sangre de un cordero:
Jesucristo, de la misma forma que fueron liberados los israelitas de Egipto. Representado
con nimbo o con cruz simboliza a Jesucristo, que da su cuerpo para alimentarnos
y nos invista con la Gloria. También se le suele representar sosteniendo con la
pata una cruz alta o bandera. Los corderos representados sin nimbo y sin cruz,
cuando aparecen junto al pastor, representan a la grey cristiana (grey es un
ganado; una congregación de fieles cristianos bajo sus legítimos pastores). El
cordero llevado en sus garras por un águila ensalza el significado del hombre
elevado, dispuesto al sacrificio, y que de este aleteo del espíritu no se
enteran los entregados a placeres materiales. El cordero divino está inspirado
en el evangelio de Juan o en el Apocalipsis.
Cordero.
San Pedro de Rodas. Port de la Selva. Gerona.
Corderos.
Capitel de Santa María. Alquézar. Huesca.
ELEFANTE
(ELEPHAS):
símbolo de la humildad, y como tal, se asocia a Cristo, que se convirtió en el
más pequeño y obediente de los humanos hasta asumir su propia muerte. También
es símbolo de castidad, pues se tenía la idea que era reacio al apareamiento.
Se le relaciona con el bautismo, ya que este animal pare a sus crías dentro del
agua para protegerlas de las serpientes, mientras el macho guarda el
territorio. Las crías eran llevadas a alguna isla para evitar que las
serpientes las estrangularan. El elefante y su compañera personifican a Adán y
Eva, pues mientras fueron virtuosos, es decir, obedientes al Señor antes de su
prevaricación, no conocieron el coito ni tuvieron idea siquiera de su unión
carnal. Pero cuando la mujer comió del fruto del árbol prohibido (la mandrágora
espiritual, esa planta de hojas carnosas y profundo olor fétido) y dio de comer
de él a su marido, quedó llena o preñada de males. A causa de ello tuvieron que
salir del Paraíso. Simbolizaría, pues, la necesidad de la venida de
Cristo-Redentor como nuevo Adán para salvar la humanidad. Si el elefante es
representado con un castillo entre sus lomos se puede interpretar como alegoría
de las penalidades que se han de soportar en la vida y del peso de los pecados.
Según San Isidoro, el elefante con castillete está en relación con la fuerza
del animal y el servicio que presta a los guerreros que se ocultan dentro de
él.
Elefante.
San Baudelio de Berlanga. Casillas de Berlanga. Soria.
GATO
(MUSIO):
animal con connotaciones positivas y negativas. Como valor positivo de este
felino doméstico procedente de la cultura celta, representa la capacidad de
introspección y análisis para conocer la verdad, desenmascarar a los falsos
profetas y conocer el Otro Mundo. Según San Isidoro de Sevilla, debe su nombre
a su habilidad en la caza de los ratones, y su agudeza visual que le permite
ver en la oscuridad. De valor positivo ocasional en el cristianismo relacionado
con su actitud de vigilancia, el gato cayó progresivamente en desgracia hasta
identificarle con un demonio, debido a su escasa fiabilidad pero especialmente
por progresiva asociación a supercherías y a la brujería. Guardián del infierno
que lanza las almas de los culpables a las llamas.
Gato.
Canecillo de San Adrián de Vadoluengo.
Sangüesa.
Navarra.
JABALÍ
/ CERDO:
en el ámbito cristiano, el jabalí simboliza al demonio. Al igual que el cerdo,
es tragón y lúbrico, lujurioso, sucio y perezoso. Animal inmundo.
Jabalí.
Santa María de la Oliva. Asturias.
LEÓN: el simbolismo
del león en el románico es un simbolismo ambivalente, ya que puede tener tanto
connotaciones positivas como negativas, aunque por su comparación o
prefiguración con Jesús o Cristo en la mayoría de las veces, hace que su
significado positivo prevalezca sobre el negativo. Esa negatividad se basa en
la calidad del ser humano. San Jerónimo ya lo explicaba: “Cristo es un león bueno para los buenos y un león malo para los malos”.
La primera connotación positiva del
león la podemos encontrar como guardián del templo. El templo románico es el
domicilio o la casa de Dios. De la misma manera que muchas de nuestras casas
tienen o poseen perros guardianes para guardarla, la casa de Dios debe ser
protegida o guardada por guardianes a la altura de las circunstancias. Sobre la
figura rastrera y humilde del can o perro, se hiergue la figura espléndida de
un felino con la cabellera grande y frondosa y enormes dientes. Por su
condición de guardián, la posición que debe ocupar en el templo debe ser en la
entrada, en la puerta, con el fin de cumplir mejor con su misión de guardián.
El visitante tiene ganado el derecho de penetrar en el templo, y sabe que los
leones no le van a impedir entrar en el templo, pero le están avisando que el
hecho de traspasar el umbral de la puerta es un acto no exento de importancia:
entramos en la casa de Dios, y los leones nos preguntan si estamos en
condiciones de hacerlo. La humildad y el respeto deben ser las condiciones
necesarias para la entrada, lo que nos lleva a preguntarnos si estamos en
condiciones de conseguirlo o hacerlo. Por lo tanto es un signo de advertencia,
un indicador entre dos dominios heterogéneos: el profano y el sagrado.
La ubicación de cabezas de leones a
modo de guardianes en los templos románicos son, principalmente, las mochetas
en las portadas, el punto obligatorio para pasar de lo terrestre a lo divino,
de lo profano a lo sagrado. Esta representación tiene su origen en la puerta de
los leones de Micenas. El paso a través de ellos, como el paso a través del
canal del puerto, es un tránsito a otra realidad, un acceso a otro nivel de
existencia.
Leones.
Ermita San Bartolomé de Codés. Navarra.
León.
Mocheta en San Isidoro de León.
La segunda connotación positiva que
simboliza el león es la victoria del siervo de Dios sobre el mal, asociándolo
al propio Cristo. Cuando Sansón triunfa sobre el león, y le desgarra la
mandíbula, se aparta de él creyéndole muerto. Tres días después, al volver
junto al cadáver, encuentra un enjambre de abejas y miel, que simboliza a
Cristo, el león al que la humanidad destroza y del que se extrae alimento suave
y sustancioso. Tres días después de la muerte de Cristo encontramos en Él el
alimento para la vida. Es una prefiguración del sacrificio de Cristo y una
alusión al sustento espiritual que nos proporcionó su muerte. El fruto del
sacrificio se convierte en el alimento espiritual de aquellos que lo
ejecutaron. Por lo tanto, león muerto es igual a Cristo sacrificado.
Sansón
desquijarando a un león. Capitel. Prádanos de Ojeda. Palencia.
La siguiente connotación positiva del
león la tenemos asociada o simbolizada en la Resurrección, ocurrida, como todos
sabemos y siembre según los Evangelios, al tercer día de su muerte en la cruz.
En la Edad Media todo el mundo admitía que la leona paría a los cachorros que
parecían estar muertos. Durante tres días, los cachorros no daban señales de
vida, pero al tercer día, el león comenzaba a dar vueltas a su alrededor y les
daba vida con su aliento.
Hay quien dice que los autores de
bestiarios medievales tomaron esta ficción de Aristóteles y Plinio el Viejo
entre otros, pero lo cierto y verdad es que muy raramente un europeo de los
siglos XI y XII había podido ver un león vivo; como mucho en algún códice o
bestiario podría haber visto una imagen de los circos romanos devorando cristianos
o luchando con gladiadores, una imagen bastante cercana a la realidad, por lo
que el león pasó al imaginario popular.
Otra representación muy habitual en el
arte románico del león como simbolismo positivo es como león andrófago
(devorador de hombres), animal iniciador cuya fagocitosis supone al hombre
nacer a una nueva vida. Son leones devorando hombres y mujeres. Una veces
engullendo su cuerpo entero con sus enormes fauces, otras mordiéndoles brazos,
piernas o la cabeza. El león devora, pero al que se le atribuye la cualidad de
regenerar al hombre capacitándolo para una nueva vida porque confiere a su
víctima algo de su potencia vital, realizando con ella una verdadera
metamorfosis. Por eso es símbolo también de la Resurrección.
León
andrófago. San Martín de Tours. Artaiz. Navarra.
(Foto
de la web de circulo-románico)
Otra connotación positiva la tenemos en
la vieja creencia que el león dormía con los ojos abiertos, lo que ejemplifica
la actitud de vigilancia permanente que debe manifestar un cristiano. En ello
se vio la imagen de Cristo atento a todo lo que ve. San Carlos Borromeo dio el
consejo de adornar las iglesias con la figura del león vigilante para recordar
a los que tienen cura de las almas la vigilancia necesaria.
Pero no todo van a ser connotaciones o
simbolismo positivo; también lo tiene negativo. El león es el enemigo a batir,
es un animal poderoso, no es un enemigo cualquiera, que sólo con condiciones
formidables de fortaleza o fuerza puede afrontarse la tarea. Es una metáfora de
la lucha contra el mal, un mal que muchas veces es interior al ser humano. En
este caso, el luchador es el propio observador del símbolo, sumido en un
conjunto de peligros que intentan separarlos del camino de la perfección.
Se podría terminar esta simbología
leonila con la misma frase de San Jerónimo con la que comenzamos su comentario:
“Cristo es un león bueno para los buenos
y un león malo para los malos”.
LIEBRE: en la simbología cristiana simboliza
la fragilidad del alma y la concupiscencia, que tienen que ser acosadas y
derrotadas. Símbolo de la lujuria por su fertilidad. Animal inmaduro, inmundo y
sensual. Su fecundidad conduce a evocar aspectos reprobables: incontinencia,
despilfarro, exceso, desorden. San Julián, Tertuliano, Orígenes, San Agustín,
San Clemente, San Cirilo de Alejandría (¡no! no son jugadores del equipo de fútbol
del seminario; son Padres de la Iglesia ¡ahí es ná!) aseguran que a los judíos
les estaba prohibido el consumo de liebre porque es símbolo de los vicios, de
los que Dios quiere ver libres a sus siervos. En el libro de la Biblia el
Deuteronomio, y sobre todo en el Levítico, está estigmatizada y prohibida como
lo pecaminoso: “De los animales
terrestres podéis comer todos los rumiantes, bisulcos, de pezuña partida; se
exceptúan sólo los siguientes: …, la liebre, que es rumiante pero no tiene la
pezuña partida, tenedla por impura”.
Liebre.
Santa Eugenia de Lances de Bureba. Burgos.
Liebre.
Capitel claustro Santo Domingo de Silos. Burgos.
LOBO: el lobo
durmiendo indica que el momento de la muerte iniciática que hace resucitar a la
nueva vida está lejos, ya que el lobo andrófago (¿recordáis al león?) está
lejos. Devorando al hombre, apareciendo sobre la cabeza del animal una cabecita
infantil o un ave indica la regeneración del espíritu, la muerte iniciática del
devorado y su espíritu renovado que vuela por sus propios medios en el campo
espiritual. A veces se le representa junto a un perro, lo que lo asocia con
Caín y Abel. El lobo sería Caín, “bestia
rapaz sedienta de sangre”, que con su rabia destroza todo lo que encuentra.
El perro sería Abel, que muere incluso por defender a su amo, ya que los perros
“aman a su dueño”.
MACHO
CABRÍO:
forma negativa y maléfica del príncipe del mal, símbolo del infierno. Animal
lascivo, imagen del demonio y de la impureza. En la antigüedad servía de
montura a Dionisios y Afrodita, de donde puede derivar su identificación
medieval con la lujuria.
Macho
cabrío. Santa María. Solsona. Lérida.
MONO
/ SIMIO (SIMIA):
denominados simia por su similitud con la raza humana. Se le identifica con la
figura de Satanás y el Antricristo, conociéndosele como “Simia Dei”, mono de Dios, según Hugo de San Víctor. Criatura
grotesca del hombre, semejante al ser humano pero con rasgos deformados; es su
“alter ego”, representando vicios humanos: desmanes, perjurios, latrocinios o
defraudadores. Simboliza al demonio que quiso ser Dios.
Mono
demonio. Portada de Platerías.
Santiago
de Compostela. La Coruña.
Mono.
Canecillo de catedral de San Pedro.
Jaca.
Huesca.
OSO: se utiliza
para representar conceptos negativos, como el orgullo exacerbado, la violencia,
la trivialidad y la crueldad. Es habitual contemplarlo en el contexto de
escenas cinegéticas o luchando contra otro animal o contra un caballero,
simbolizando un enfrentamiento entre lo negativo y lo positivo. Se le asocia a
la oscuridad de las grutas en que vive, y también a la gula.
Oso.
Catedral de Santa María. Tarragona.
PERRO: un perro es
un can; de ahí la denominación de canecillo. El perro simboliza fidelidad,
guardián de las casas, de los rebaños, valiosa ayuda al señor de la casa. El
perro pastor, guardián del rebaño, se convirtió en emblema del buen pastor, del
obispo. Simboliza, así mismo, al compañero constructor, ya que sigue la voz de
su amo o su maestro. Representado con una piedra en el boca es la que le ha
hecho recoger su maestro para trabajar y construir la Jerusalem celestial (Catedral de Santo Domingo de la Calzada).
Un perro escupiendo fuego por la boca se convierte en un emblema de los dominicos,
armas parlantes de los dominicos: Domini
Canes, los perros del Señor. En diversas culturas es una animal psicopombo,
es decir, guía las almas por el inframundo y a veces lo custodia; de ahí que su
simbología esté unida a Anubis, portero del Amenti en Egipto. Los israelitas lo
consideraron bajo su aspecto más sombrío, animal impuro. Es en la Edad Media
cuando comienza a asociarse con la fidelidad y la colaboración con el hombre,
representándosele a los pies de los sepulcros y a los pies de las figuras
yacentes, como atributo de vigilancia y de paciencia.
Perro.
Cripta del castillo de Loarre. Huesca.
PEZ: ІХθУЅ (ijzys)
en griego, Iesus Xristos Zeu Yios Soter: Jesús Cristo, Hijo de Dios Salvador.
Los peces y las escamas aluden a las aguas bautismales en las que el cristiano
se mueve como pez en el agua para ser salvado por Cristo. El pez simboliza el
misterio del agua como fuente de vida además de a Jesucristo o la Eucaristía. Símbolo
de pureza, sabiduría, fecundidad y resurrección. Varios peces a ambos lados de
la cruz representan, por derivación, los cristianos en torno a el Salvador. Si
el pez tiene forma de delfín se considera como salvador y amparo de náufragos.
El pez engullidor, generalmente la ballena en la iconografía, representa el
mundo, el cuerpo, el sepulcro, lo perecedero de la existencia.
Peces.
Santa Juliana. Santillana del Mar. Cantabria.
RANA
/ SAPO:
uno de los primeros seres asociados a la idea de la Creación y resurrección, no
solo por ser anfibia, sino por sus periodos alternos de aparición y
desaparición. Es también símbolo de encarnación, pues experimenta diferentes
metamorfosis a lo largo de su existencia. Por otro lado, junto con el sapo, es
símbolo del demonio, representando a veces la avaricia y la envidia.
Sapo.
San Esteban Protomártir.
Bañuelos
de Rudrón. Burgos.
SERPIENTE: Debemos
partir del hecho que el simbolismo de la serpiente es un simbolismo muy
complejo, presentando múltiples aspectos, tanto positivos como negativos,
aunque el interés de utilizarla en representaciones no proviene precisamente de
esa simbología positiva o negativa, sino por su adaptación fácil a cualquier
forma arquitectónica. Cuando resulta útil, se le pone cabeza en cada extremo,
se le bifurca, incluso trifulca, o se le añaden hojas. Aún así, todos tenemos
en mente que la serpiente representa al mal, es símbolo por antonomasia del
pecado, del demonio y de perversión, aunque también es símbolo de energía y
fuerza. Es un animal con una gran riqueza simbólica proveniente de la totalidad
de ella o de sus aspectos dominantes: avance reptante, serpenteante, asociación
frecuente al árbol y su analogía con sus ramas y sus raíces, muda la piel,
lengua amenazante, esquema onduloso, sibilino, agresividad por el lanzamiento
de sus víctimas.
En el arte románico es muy habitual
encontrar representaciones de mujeres a las que serpientes o batracios le
muerden los senos y el sexo, en alusión al adulterio, al incesto y, según
estudios más recientes, asociado a la simonía, pues estas representaciones de
mujeres siempre, o la mayoría de las veces, aparecen acompañadas de
representaciones de clérigos con una bolsa de dinero colgada al cuello. Antes
se consideraba como representación de la lujuria y la avaricia,
respectivamente, pero al asociar mujeres y clérigos, representan el pecado de
la simonía cometido por estos clérigos (¿que no sabéis lo que es la simonía?
Otra palabrilla p’al cubo la Guada).
También en el arte románico se las
representa luchando con basiliscos y enredadas en ellos, simbolizando la lucha
demoníaca entre las fuerzas del mal.
Serpientes
luchando con basiliscos. San Miguel Arcángel.
Sotosalbos.
Segovia.
Como representación de la lucha entre
la luz y las tinieblas aparece el águila clavando sus garras en la serpiente.
Áspides que muerden leones, animales sujetos por pájaros, pájaros que se
transforman en ángeles, están simbolizando los distintos y progresivos estados
espirituales. La serpiente mordiéndose la cola es símbolo de la ciclicidad del
tiempo, de la eternidad.
Serpientes.
Colegiata Santa María. Alquézar. Huesca.
Otro símbolo asociado a la serpiente
proviene de culturas antiguas, donde era utilizada como teofanía de divinidades
telúricas y simbolizaba, entre otras cosas, la fertilidad, ya que habitaba en
las mismas entrañas de la tierra y era considerada la encarnación de la Diosa
Madre. Para los celtas, la serpiente simbolizaba la naturaleza cíclica de la
vida. Al meterse por los agujeros de la tierra se hacía conocedora de todos sus
secretos y poseedora de su fuerza vital.
Pero no todo en la serpiente va a ser
simbología negativa (que es la más abundante y la más conocida), sino que
también posee algo de simbolismo positivo.
La característica de la serpiente de
renovarse cambiando la piel llevó a la creencia que era capaz de renacer, al
igual que ocurre con la luna, que nace y muere cada mes. Al despojarse de su
antigua piel se convierte en alegoría del pecador arrepentido, que se deshace
de su condición pasada por medio del Bautismo y la Penitencia. La serpiente es
un símbolo antiquísimo de la Sabiduría y de la Inmortalidad, “… el más astuto de los animales.”, según
el Génesis.
Y siguiendo con el Antiguo Testamento,
en el libro de los números se relata el pasaje de la serpiente de bronce de
Moisés, a quien Yawhé le ordena realizar una serpiente venenosa y colocarla en
un estandarte. Los mordidos de serpiente que podían causar las serpientes
aladas que Yawhé les había enviado como castigo quedarían sanados al mirarla
(Libro de los Números, XXI, 4-9).
Serpiente.
San Miguel. Olcoz. Navarra.
Este pasaje benigno o positivo de la
serpiente podría ser una explicación al porqué el signo de la serpiente aparece
en los anagramas del colectivo médico y farmacéutico, colectivo dedicado a la
curación o sanación del ser humano. Otra teoría apunta a la cultura sumeria,
que adoraba la serpiente como deidad, y en un ancestral ritual bebían una
mezcla del veneno y la sangre de la serpiente, pudiendo ser este brebaje muy
benefactor para la salud, el auténtico “elixir de la vida”, y el cuenco donde
lo bebían el auténtico grial. De ahí también que en el anagrama de los dos
colectivos anteriores citados también aparezca una copa.
Anagramas
del colegio de farmaceúticos (arriba).
Báculo
de Asclepio (debajo), anagrama del colegio de médicos.
TORO
/ VACA / BUEY:
el toro es un animal identificado tradicionalmente con la luna y la fertilidad.
Diversas culturas le rendían culto como deidad primigenia. En el alfabeto
hebreo la letra “alef” simboliza al toro y el comienzo del ciclo lunar.
Contrariamente al toro, el buey es un símbolo de bondad, de calma, de fuerza
apacible, de laboriosidad y de sacrificio. El buey es el símbolo de San Lucas,
que es el evangelista de la Pasión, y simboliza a la res del holocausto.
Toros.
San Baudelio de Berlanga. Casillas de Berlanga. Soria.
Bueno, romanicófilos, no parece poco
todo lo que hemos desarrollado en esta charleta románica, … y eso que era una
pequeña y breve introducción.
Como habéis observado, sólo hemos
hablado de animales terrestres; no hay ni aves ni peces (aunque sí está el pez
por su importancia) ni animales fantásticos y monstruos. Aún así nos hemos
dejado algunos sin nombrar por su escasa reproducción en el Arte Románico.
Lince, pantera, hiena, zorro, etc., son algunos animales no referenciados.
Para el próximo tostón (¡nada! ¡que no
se me olvida!) románico hablaremos de aves y, si no me sobre paso en
modorrería, de animales fantásticos y monstruos. Espero que no me llaméis cosas
muy feas.
¡Hasta pronto!
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