miércoles, 27 de febrero de 2013

TAMPOCO EN EL OLFATO SE CREAN NEURONAS NUEVAS

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Los mamíferos han producido ya todas sus neuronas antes del nacimiento. Después ya solo se crean nuevas neuronas en un fenómeno llamado neurogénesis en dos localizaciones: el bulbo olfativo y el hipocampo. Un estudio muestra que en los humanos tampoco se crean nuevas neuronas en el bulbo olfativo lo que nos diferencia del resto de los mamíferos.

Desarrollo del cerebro

En el momento álgido de la neurogénesis se crean 250.000 neuronas por minuto, una tasa asombrosa. El cerebro crea el doble de las neuronas que sobrevivirán. La mitad muere por apoptosis o muerte programada (llamada así porque se activan genes que causan la muerte de la célula). Se establece una competencia entre las neuronas y las que están mejor situadas y hacen sinapsis más efectivas sobreviven, mientras que el resto se suicida. Durante los primeros años de existencia, estamos recortando sinapsis y neuronas, más que creándolas. Aprender significa tanto crear conexiones valiosas como destruir las inútiles. Ser más inteligente no significa solo tener más neuronas, sino tener mejores neuronas.
 
Tras la primera infancia ya no se crean más neuronas en el organismo, salvo en algunas estructuras como en el hipocampo o el bulbo olfativo (en los mamíferos y se pensaba que también en los humanos). Con los años se va produciendo una muerte neuronal progresiva. Enfermedades como el Alzheimer producen una muerte neuronal masiva de efectos devastadores. ¿Por qué no se crean más neuronas durante el resto de la vida que vengan a suplir las perdidas por el desgaste natural y las enfermedades?
 
No hay una respuesta a esta pregunta, pero se puede especular con el motivo. Las neuronas no ejercen una acción en masa como las fibras musculares o las hepáticas. Cada neurona tiene una personalidad propia debida entre otras cosas a las conexiones que ha formado durante su existencia (y la del organismo al que pertenece). La neurona contiene la historia del individuo. Reemplazar una neurona supondría situar la nueva en el lugar de la antigua y restablecer los miles de sinapsis que la antigua había formado. La evolución no ha arbitrado un mecanismo que haga esto posible. La alternativa es el caos. Suplantar una neurona por otra sin respetar las conexiones llevaría a la confusión. Exagerando, podemos imaginar una neurona en la retina que realice una mala conexión y active un músculo del cuello. Cada vez que el individuo abre el ojo, el cuello se mueve. No hay un mecanismo que permita la creación de neuronas y evite el caos. Y esto es fundamental en el desarrollo de posibles nuevas técnicas que pudieran permitir el cultivo y trasplante de neuronas.

El olfato

Hasta el momento se sabía que existe neurogénesis en el hipocampo, responsable del paso de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo y en el bulbo olfativo. Pero realizar experimentos en humanos es muy complicado. A pesar de todo, hay algunas evidencias de que se generan nuevas neuronas en el hipocampo.
 
Pero el estudio del bulbo olfativo arroja resultados sorprendentes. Con la técnica de datación del Carbono 14 se ha establecido que las neuronas olfativas humanas tienen la misma edad que el individuo al que pertenecen. En cambio, en los roedores se sabe que se generan permanentemente.

El olfato es un sentido en desuso en la especie humana. Para otros muchos animales su importancia es vital y reconocer nuevos olores se ve ayudado por el nacimiento de nuevas neuronas olfativas. En nuestro caso el olfato es una reminiscencia de cuando eramos animales más primitivos.
 

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