¡Hola de nuevo chicos! … y a los no tan chicos. ¿A que todos sabéis quién soy? Claro, ya os lo he dicho. Soy Don Ino. Nooooo, donino, nooo, eso para los Donuts. Don Ino, Don Inocente, Inocente Hervás, para ser más exactos. Sí, ese, ese que está en la plaza, cerca de la fuente y de la iglesia, casi enfrente de la puerta de la sacristía. Y alguno pensareis: ¿y por qué tiene una estatua en la plaza de mi pueblo? ¿Será que ha ganado muchas veces la maratón de Torralba? No, no es eso. Lo han hecho porque hace muchos años, allá por el siglo XIX, nací en vuestro pueblo, sí, en Torralba de Calatrava, aunque ninguno de vosotros os acordéis de mi bautizo. ¡Uyyy que tonto estoy! ¡Como os vais acordar si ninguno habíais nacido!
Bueno, es broma. Como os decía, nací en Torralba de Calatrava y fui sacerdote, escritor e historiador. ¡Casi ná! Escribí un libro –entre los muchos que publiqué- sobre la historia de los pueblos de la provincia de Ciudad Real, incluida la historia de Torralba, aunque ahora, los jóvenes historiadores que van apareciendo dicen que en algunas cosas de las que escribí me equivoqué. Pero eso es normal, eran otros tiempos más difíciles y costaba mucho esfuerzo conseguir información sobre cualquier cosa. Recordar que en aquellos años no había los coches que hay ahora, ni carreteras, ni autovías, ni las comunicaciones, ni tampoco ese jueguecito que tanto os gusta y que de jueguecito me han dicho que no tiene nada. Sí, me estoy refiriendo a Internet, que me han dicho que lo utilizáis para jugar, y no es para jugar. ¡Ay si yo lo hubiera tenido! ¡Creo que no me hubiera equivocado tanto como dicen! Pero bueno, ¡qué le vamos a hacer! Viví el tiempo que me tocó vivir, y ya está.
Bien. Os he dicho que nací en Torralba de Calatrava, pero no os he dicho qué día. ¿No os imagináis cuál puede ser? Si os digo que por aquellos años los padres y familiares (que también mandaban, y mucho, no creais) tenían costumbre de poner a los niños y niñas el mismo nombre que el nombre del santo que celebraba su onomástica ese día, o el nombre del día del acontecimiento o celebración, ¿serías capaces de decirme qué día nací? ¡Claaaaaro! Si me llamo Inocente, nací el día de los inocentes, que como todos sabéis, se celebra el 28 de diciembre, durante vuestras vacaciones de Navidad. ¿A que os acordáis de ese día porque os gastáis bromas entre vosotros y pegais muñequillos de papel en la espalda a la gente sin que se den cuenta? ¿A qué sí? Pues ese día nací.
Ahora sabéis mi nombre, mi día de nacimiento (el año no importa; hace muchos años), … pero ¿sabéis que significa mi nombre?; o mejor dicho, ¿sabéis que todos los nombres que tenemos tienen un significado? El significado de mi nombre es: aquel que no tiene maldad. Y ahora es cuando algún listillo de vosotros piensa: “claro, por eso se hizo cura, porque como su nombre significa que no tiene maldad, pues, hala, pa cura, que me han dicho que todos los curas son buenos”. Pero, ¡ay amiguitos! los curas son eso, curas, y algunos son buenos y otros no tan buenos, ¡como vosotros!.
Pero no sólo es eso, sino que el día de los inocentes es también el patrón de todos los niños. ¿Sabéis por qué? Porque ese día se celebra la matanza de todos los niños que mandó el rey Herodes hacer para ver si entre ellos podía matar al Niño Jesús, que había nacido unos días antes, el 25 de diciembre como todos bien sabéis. Como los niños que mataron no tenían nada que ver con el nacimiento de Jesús, ni sabían si éste había nacido o no, les llamaron inocentes, porque eran inocentes de toda culpa. La única culpa te tenían era haber nacido días antes o días después del 25 de diciembre.
Y ahora, alguno de vosotros estaréis pensando: “¿para qué es todo este rollo de días, curas, niños, inocentes, …, si nos habías dicho que nos querías enseñar el Románico?”. Es verdad, con tanta parafernalia, hemos dejado a un lado la verdadera razón de este preámbulo, que no es otro que una pequeña presentación acerca de quien os va a guiar por el Románico, por ese arte religioso, civil y militar que invadió gran parte de Europa y casi toda la mitad norte de España hace aproximadamente 1000 años. Trataré de prepararos para comprender el Románico, que sepáis qué es el Románico, cómo es el Románico, qué nos dice el Románico, si es que nos dice algo. Por eso vamos a ponernos manos a la obra, sin perder más tiempo. Pero antes de comenzar os voy a mostrar unas imágenes de cómo las personas que vivieron durante los años del Románico representaron esa matanza de los inocentes de la que hemos hablado antes.
Mirad esta imagen. Veis a un soldado clavando una espada en la espalda de un niño que está en brazos de su madre, y veis también a otro soldado clavándole otra espada a otro niño que está doblado también en brazos de su madre. Esta imagen se encuentra en la portada de la iglesia de Santo Tomé, en Soria.
¿Queréis ver otra? ¿Sí? Mirad.
Esta se encuentra en un capitel de la iglesia de Santa Cecilia en Aguilar del Campoo (el pueblo de las galletas Fontaneda y galletas Gullón), en Palencia. Aquí también podemos ver a un soldado con una espada cortándole el cuello a un niño; otro tratando de partirlo por la mitad y con el niño bocabajo sosteniéndolo por su pierna izquierda, y, a la derecha, al rey Herodes señalando con el dedo índice de su mano izquierda todo lo que está pasando, como tratando de decirnos que miremos lo que hacen sus soldados, ¡cómo si no lo supiéramos y lo viéramos claramente! ¿verdad?.
Aún os puedo mostrar otra. Vemos a la izquierda de la imagen a un soldado tratando de clavar la espada en la espalda de un niño que lo tiene sujeto su madre. El soldado tiene al niño agarrado por el pelo, y la madre del niño, con un gesto de estar muy enfadada, tiene cogido el filo de la espada tratando de apartarla para que el soldado no la clave. ¡Para que nos demos cuenta lo que es una madre! ¡Lo que pueden hacer nuestras madres por nosotros!
A la derecha de la imagen vemos una escena parecida, pero en este caso, no tenemos la mano derecha del soldado en la que se supone que tiene que tener la espada. Ha desaparecido. La han cortado, bien cualquier desaprensivo en puro entretenimiento y diversión, o bien por el propio paso del tiempo; pensad que estamos hablando de casi 1.000 años atrás, allá por el año 1.100 poco más o menos.
Y ahora decidme, ¿no veis nada raro en las dos primeras imágenes? ¿No? ¿Estáis seguros? ¿Nada? Fijaos bien.
¿No os habéis dado cuenta de cómo van vestidos los soldados de Herodes que van matando a los niños inocentes? ¿Os habéis dado cuenta que van vestidos de la misma manera que los soldados de caballerías de las películas, como los soldados de las películas del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda, o como los soldados de los torneos medievales, con su cota de malla y sus armaduras? ¿Los veis bien? Ahora decidme: ¿es así como creéis que vestían los soldados del rey Herodes cuando querían matar a los niños allá en Palestina hace 2.012 años? ¿No sabemos por los Evangelios que los soldados que había en aquellos años en Belén eran soldados romanos? ¿Cómo son los soldados que ponemos en el belén que hacemos en Navidad? ¿No son romanos? Y os hago otra preguntilla más: ¿hace 2.012 años existían armaduras y cotas de malla como la que llevan los soldados de las imágenes? ¡Noooo!, claro que no. Lo que pasa es que los artistas que esculpieron en piedra las imágenes anteriores no sabían cómo iban de verdad vestidos los soldados del rey Herodes, pero sí sabían cómo iban vestidos los soldados que ellos conocían, los que peleaban junto a su rey, el mismo rey que gobernaba en tiempos de los artistas. Como conocían a unos y desconocían a otros, pensaron que podían tener los mismos trajes y así los representaron, con la vestimenta de la época de los artistas, no con la vestimenta verdadera de los soldados de Herodes.
Eso es lo que se llama un anacronismo, o sea, una incongruencia de presentar algo como propio en una época que no le corresponde: las cotas de malla no corresponden a la época en la que nació Jesús. Y no creáis que es el único que hay en el Románico. No. Hay muchos más que poco a poco iremos descubriendo.
¡No os quejaréis! ¿Eh? Ya hemos aprendido una nueva palabreja, su significado y su aplicación en un determinado arte. Y para comprender aún mejor toda la temática que rodea a este arte, vamos a pasar al siguiente capítulo de este viaje por el Románico.
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